Trancrpción de la entrevista al ex secretario de Estado, William Rogers, realizada por Enrique Vázquez en 1979 cuando la CIDH intentaba venir a la Argentina para verificar las numerosas denuncias de violaciones.
Ex secretario de Estado adjunto para Asuntos latinoamericanos (de 1973 a 1975), ex presidente del Centro de Relaciones Interamericanas, con sede en Nueva York, ex subsecretario de Estado para Asuntos Económicos (1976 a principios de 1977) y actual analista de cuestiones americanas, el doctor Williams Rogers es uno de los pocos ciudadanos estadounidenses que conocen en profundidad los problemas de la mitad del sur del continente.
Estuvo varias veces en Buenos Aires. La última – en 1975 – en representación del entonces secretario de Estado, Henry Kissinger. A fines de la semana pasada volvió a la Argentina, invitado por la Fundación Piñiero Pacheco. Durante uno de sus pocos momentos de descanso en medio de conferencias, debates y entrevistas personales a todo nivel, aceptó reunirse con SOMOS para repasar algunos temas de actualidad. Este es el resumen de la charla.
SOMOS: ¿Cómo explica usted la evidente ambigüedad de la administración Carter al impartir su justicia en materia de derechos humanos? ¿Por qué castiga a países periféricos, sin mayor peso político o económico, mientras otorga una amplia amnistía a otros países que si violan los derechos humanos pero tienen una respetable gravitación ideológica en el resto del mundo?
W.R.: No creo que haya ambigüedad o ambivalencia en nuestra preocupación por el respeto de los derechos humanos en el mundo. Nuestra actitud es pareja con respecto a todos los países.
SOMOS: ¿Entonces por qué se cortan los vínculos militares y comerciales con la Argentina, mientras Mondale viaja a Pekín para estrechar lazos con el gobierno de Hua Kuo-feng?
W.R.: Los Estados Unidos forman parte de la civilización occidental. Y la civilización occidental presenta un gran contraste con los países asiáticos, por ejemplo. Tenemos una muy diferente apreciación de la dignidad humana y del respeto que ella merece. Por eso ponemos mayor énfasis en preservar los derechos del hombre en nuestro hemisferio y en nuestro continente, en vez de reclamar por fórmulas o ideas democráticas en otros sitios del planeta.
SOMOS: ¿Por qué esa preocupación nació de repente, durante la campaña y la posterior llegada a la presidencia de Jimmy Carter?
W.R.: Surgió de repente porque se han dado simultáneamente una serie de situaciones que obligaron a tomar una actitud firme sobre este tema. No creo que la actitud de Carter sea demagógica u oportunista.
SOMOS: ¿Usted cree que es una actitud genuina, que no pretende obtener réditos políticos?
W.R.: Totalmente. Es una actitud que recoge un sentimiento profundo del pueblo norteamericano.
SOMOS: ¿ Por qué otros presidentes y otros cancilleres no lo interpretaron así?
W.R.: Yo creo que la interpretación de este asunto de los derechos humanos depende mucho de cada persona, de cada conciencia.
Carter ha decidido hacer una campaña pública en favor de los derechos humanos. A los mejor otros presidentes las hicieron en voz baja, de persona a persona…
SOMOS: Usted estuvo en la Argentina a mediados del 75. ¿ Nota algún cambio de aquella Argentina a ésta que ve hoy?
W.R.: Sí. Un cambio increíble, en todos los aspectos. En lo político, lo económico, lo social… Sin duda, el cambio más notorio es la ausencia de miedo en la calle, la ausencia de terroristas. El fenómeno del terrorismo estaba llegando a su apogeo cuando yo estuve aquí. Y recuerdo bien cómo se advertía entonces el riesgo de una total descomposición social… La Argentina vivía una pesadilla atroz de la que ya se ha despertado, y da gusto comprobar que supo reaccionar a tiempo contra el peligro de la desintegración. Este de hoy es otro país: ya no existe el miedo, la guerra ha pasado.
SOMOS: ¿En su país se conoce este cambio?
W.R.: Debo admitir que no. En los Estados Unidos no se sabe nada de esto. Y creo que estamos frente a un olvido argentino: el gobierno tiene que difundir mejor la realidad argentina, la victoria argentina sobre el terrorismo, el avance económico, el cambio social…
SOMOS: Pasando a otro tema: ¿qué cree usted que puede pasar en las elecciones presidenciales norteamericanas de 1980?
W.R.: Es muy temprano para opinar. La popularidad de Carter ha estado mermando en los últimos meses, pero falta un buen trecho para las primarias. Es imposible vaticinar nada.
SOMOS: ¿Qué pasaría con la Argentina si Edward Kennedy se presenta como candidato demócrata y gana las elecciones?
W.R.: No creo que ocurra nada particular, ¿Por qué?
SOMOS: Bueno, Kennedy ha sido el artífice de la campaña de encarrilamiento de algunos países en materia de derechos humanos…
W.R.: Sí, pero dudo mucho de que su sola presencia endurezca o ablande la posición de los Estados Unidos con respecto a la Argentina. Yo creo que todo depende de cómo evolucionen las cosas por acá. La Argentina ha logrado progresos fundamentales en los últimos dos años. No me cabe ninguna duda de que las relaciones van a mejorar.
SOMOS: ¿Y por qué esa mejoría tiene que estar condicionada a una supuesta “evolución” argetina?.
W.R.: Yo no digo que el trato hacia la Argentina este condicionado. Creo que una mejora en materia de derechos humanos puede rendar en una posterior mejora en nuestras relaciones bilaterales.
Enrique Vázquez – SOMOS 7/9/79