Según los diccionarios, la escultura es el arte y técnica de representar objetos o crear figuras en tres dimensiones trabajando o labrando un material, como barro, piedra, madera o bronce.
Yendo mas atrás en la palabra, Escultura viene de esculpir una piedra, lo que hizo Miguel Ángel con el enorme pedazo de mármol de Carrara, a golpes de cincel, y meses de pulir sacó de adentro de la piedra a “La Piedad”. Siempre estuvo adentro, solo había que imaginarla y sacarle lo que sobraba.
Mucha piedad es la que hay que juntar para considerar a Marmo como un escultor.
Y casualmente es su apellido “Marmo” lo más cercano que podemos llegar a una escultura.
La ciudad ya lo venía padeciendo cotidianamente cuando los vecinos levantan un poco la vista y caminando o viajando por la 9 de Julio miran en el edificio blanco de esa fea versión de Evita Perón que no es mas que una tardía y desafortunada versión de las imágenes del Che y Camilo Cienfuegos en la plaza de la Revolución en Cuba.
Ahora, la ciudad con un sistema de selección insondable y un conocimiento artístico amputado decidió insistir con Marmo y le encargó diez esculturas denominadas “Abrazos Sanadores” Éstas, mucho mas pequeñas, por suerte, intentan representar una figura materna abrazando algo que no se entiende bien qué es o dos figuras entrelazadas. Es simplemente una cinta continua de metal, bien finito por cierto, que muestra escorzos humanos mal elaborados y puestas a unos centímetros del fondo. Salvo esos escasos centímetros de distancia con el fondo, las tres dimensiones de la escultura brillan por su ausencia. Hasta aquí, solo un artesano mediocre ungido artista por los dineros del Estado.Pero en esto Cambiemos no cambió y le pagó 370000 pesos de nuestros impuestos por cada una de esas siluetas de hierro es decir tres millones setecientos mil pesos por las diez.
¿Qué se pudo hacer en lugar de este asesinato cultural? (pensemos que estas cosillas van a convivir en nuestra ciudad por años junto a hermosas esculturas de Irurtia, Rodin o Bourdelle) muy sencillo, que las decisiones sobre qué obras de arte deben ser emplazadas en la ciudad las tome algún comité que garantice conocimiento de arte o aunque mas no sea tenga algo de buen gusto.
Hay decenas de muy buenos escultores en nuestro país que merecen estar con sus obras representados en las plazas de la ciudad que no nos avergonzarían como el señor Marmo. Ah! Me olvidaba, el Papa Francisco pidió a Marmo que ilustre y presente su libro “Mi idea del arte”, si bien Francisco parece mejor tipo que los tres papas de la familia Medici, estos mecenas del Renacimiento que llenaron de magníficas obras la actual morada de Pancho, no hubiesen contratado al escultor del papa ni para barrer el taller de Miguel Ángel.

