
Su dedicación y valentía lo hacen llamar la atención del General Patton, quien le otorga los galones de teniente. En vísperas del 7 de Marzo de 1945 el comandante de su batallón cae herido, y Timmermann debe reemplazarlo y tomar el mando del mismo. Y allí se dirige hacia su cita con la historia.
El momento era crítico, ya que cada hora era decisiva. Era notorio que los nazis querían aprovechar los últimos momentos de la guerra para matar en los campos y las cárceles a todos los sobrevivientes, fueran estos judíos, gitanos, izquierdistas, hasta prisioneros de guerra. Por decenas de millares eran exterminados día a día. Frente a las tropas rusas que avanzaban desde el Este la resistencia de la Wermacht era feroz, frente a los aliados que atacaban desde el Oeste esa defensa comenzaba agrietarse con alguna frecuencia, si bien no faltaban los bolsones de resistencia fanática. Los americanos se habían enterado de lo que estaba pasando, de lo siniestro de las ejecuciones a diario, a todos los desesperaba la urgencia de pasar al ataque en suelo alemán. Pero un obstáculo se encontraba en su camino: el caudaloso rio Rin, que en ese año, particularmente lluvioso, alcanzaba un ancho de mas de trescientos metros. Hitler había dado orden estricta, bajo pena de fusilamiento inmediato, de volar todos los puentes, y colocar artillería y demás defensas para que la colocación de pontones se volviera una tarea larguísima temporalmente y muy costosa en vidas humanas.
De pronto la sorpresa, cuando la patrulla que comanda Karl Timmermann se acerca al rio en Ramagen: en un puente muy importante los explosivos no han funcionado, es el único puente que ha sobrevivido. Karl observa que los alemanes corren para intentar reiniciar la explosión, y no vacila: se abalanza sobre el largo puente. Por mas de una hora, mientras los alemanes lo ametrallan y le disparan sin cesar, patea al agua los explosivos, arranca los cables de los detonadores… Nadie entiende cómo sobrevive bajo esa lluvia de fuego. Pero sobrevive, salva el puente, su batallón cruza el rio, son los primeros entre los tres millones de soldados de Occidente que lo logran, Pronto se dirigen las tropas aliadas hacia allí, su coraje ha adelantado la derrota de los nazis en al menos dos semanas, ha salvados decenas, quizá centenares de miles de vidas de las posibles víctimas de los genocidas. Poco después recibe las máximas condecoraciones, la admiración general, y quizá el mejor obsequio: su reciente esposa le escribe que ha quedado embarazada. Fue su única hija: el cáncer se llevaría luego a Karl a los 29 años.
La magnífica hazaña de aquel Timmermann, germano americano, protestante, la realizó a los 22 años. Si bien reconozco que no estoy en condiciones anímicas de opinar objetivamente sobre el Timerman argentino y judío, me permito con todo recordar que cuando este tenía 22 años como Karl, dirigió el diario La Tarde, a través del cual se defendía entusiasta y denodadamente a los militares genocidas argentinos. Cesó esa entusiasta actividad tan solo cuando su padre fue secuestrado por sectores ultra y antisemitas del Ejército. Tal como se recuerda, muy probablemente el Estado de Israel fue fundamental para garantizar la supervivencia de su padre Jacobo Timerman y probablemente del toda su familia.
Una eme y una ene mas en un apellido pueden implicar una diferencia mucho mayor, como se ha visto. Lo ocurrido hace exactamente 70 años nos lo demuestra.
Cacho Lotersztain
El problema es que Tiimmermann era americano alemán y Timerman es peronista. Pequeña diferencia pero fundamental.