Costosos almuerzos, un nuevo empleado cada tres días, evento con Florencia Peña, 544 millones de presupuesto y ningún avión.
Bajo la batuta camporista, la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) sumó un empleado administrativo cada tres días, contrató a Florencia Peña a valor-genio y pagó almuerzos carísimos. Este año demandará 544 millones del presupuesto. Eso sí, de aviones ni hablemos.
Almuerzo para 1.900 personas, a un costo de 646.000 pesos (340 por comensal, pese a tratarse de un catering de menú fijo y en las instalaciones del contratante).
Incorporación de 400 empleados, casi todos militantes camporistas y en tareas administrativas, a razón de uno cada tres días.
Charla de Florencia Peña sobre “violencia de género”, a un costo de 42.350 pesos en marzo de 2013 (a valores de hoy, más de 70.000 pesos), más pasajes en avión, viáticos y alojamiento en hotel de 4 estrellas (“Sheraton, Holyday Inn o similares”) para ella y un acompañante.
Eso sí, de aviones no hablemos.
Y eso que el 17 de marzo de 2009, cuando Cristina Fernández de Kirchner inauguró en Córdoba la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA), prometió lindo.
“Es compromiso de esta Presidenta el lograr que aquí se vuelva a reconstruir la industria, la capacidad tecnológica en materia aeronáutica, para que conjuntamente con la recuperación de nuestra línea de Bandera, tengamos entonces nuevamente como punta de lanza el desarrollo industrial de la Argentina”, dijo, flanqueada por la entonces ministra de Defensa, Nilda Garré.
Junto al entonces jefe de Gabinete, Sergio Massa, Garré había negociado la reestatización del Área Material Córdoba, que en tiempos de Menem había sido cooncesionada a Lockheed Martin Aircraft Argentina SA, cara local de la corporación norteamericana, una de las tres principales fabricantes de armas del mundo, para que modernizara aviones de combate Skyhawk, de la década del setenta.
Desde aquellas palabras presidenciales, Aerolíneas Argentinas, “nuestra línea de bandera”, como dijo CFK, lleva perdidos más de 18.000 millones de pesos.
Y FAdeA, humildemente, le sigue los pasos. En 2011, se dijo que produciría 40 aviones Pampa III, pero todavía no terminó ni uno, aunque le gusta presumir de un prototipo reluciente, que apenas si se mueve como rodado.
Su hazaña más reciente fue la rehabilitación a último momento, para el festejo del 87 aniversario de la fundación original del Área Material, habilitada en 1927 por el radical Marcelo T. de Alvear. Así, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, pudo encabezar el almuerzo de 646.000 pesos. Dos días antes, la municipalidad de Córdoba había clausurado las instalaciones por fallas de seguridad.
Esta vez, es cierto, hubo promesas algo más concretas que festejar: un contrato de 12 años con Embraer, por 75 millones de dólares, para la fabricación de componentes del modelo KC-390 de la aeronaútica brasileña.
Ese contrato, sin embargo, difícilmente alcance para sostener una empresa que ya tiene 1.500 empleados, contando los 400 que sumó bajo la batuta camporista. Suponiendo que no incorpore más gente en los doce años de contrato FAdeA tendrá que pagar 234.000 salarios (13 salarios anuales, incluido el aguinaldo, por 1.500 empleados).
Desde diciembre de 2013, la empresa está dirigida por Matías Savoca, camporista activo y ex director de Negocios en Defensa y Seguridad de Fabricaciones Militares que llegó a FAdeA de la mano del secretario de Ciencia, Tecnología y Producción para la Defensa, Santiago Rodríguez, otro camporista, que también presidió Fabricaciones Militares e integró el directorio de FAdeA. En el directorio de FAdeA también está Diego Atala, secretario de Ambiente en Córdoba y marido Gabriela Estévez, jefa de La Cámpora Córdoba y de ANSeS en la provincia.
El propio Rossi reconoció que el principal desafío sigue siendo la fabricación de los aviones Pampa III, la promesa que, multiplicada por 40, hizo en 2011 el entonces presidente de FAdeA, Raúl Argañaraz.
Adivinó: también Argañaraz es camporista. Antes de su paso aeronáutico por Córdoba, había sido director de Enarsa (la empresa estatal de Energía creada en 2006, que se dedica casi exclusivamente a importar gas) y fue quien contrató el charter de Royal Class en que llegó a la Argentina, con su maleta cargada de dólares, el venezolano Guido Antonini Wilson. Y fue quien contrató a Florencia Peña.
Pero eso sí, de aviones, ni hablar.