Por Enrique Symns
Enrique Symns recuerda el pasado y la creación de Cerdos & Peces
Cuando recién me iniciaba en el periodismo, en la redacción de la revistas Pan Caliente, dirigida por Jorge Pistocchi, una tarde, de mucho trabajo, entró Gabriel Levinas nos dimos la mano. Después él me diría que observó interesado que yo era el único que trabajaba. Era bastante cierto, la revista estaba hundiéndose pero yo seguía escribiendo 10 notas por número.
Lo volví a encontrar en una marcha de Teatro Abierto, que yo cubría para el efímero diario La Voz y enseguida le dijo a León Gieco que lo acompañaba: “Es el mejor periodista del país”
Lo cierto es que poco después ya integrado a la redacción de “El Porteño”, descubrí dos capacidades excepcionales en él : era un generador de proyectos culturales y tenía una certera visión de las capacidades y debilidades de las personas. Fue mi jefe (siempre me pagó muy poco) pero sobre todo mi amigo. La amistad es un misterioso nexo en el que, en mi caso, el cariño y la admiración están copulados.
Cuando todos los miembros de la redacción me rechazaban, principalmente la enemistad de Miguel Briante, Levinas me pidió un suplemento con la temática marginal, hamponal y contracultural al que él mismo bautizó con una tirada de dados en el I-ching “Cerdos y Peces”, hoy una antigua revista legendaria. Sentí ante su actitud un gran agradecimiento y admiración. No había ningún otro editor en el país que hubiera tomado tal decisión.
Levinas tenía la capacidad de traer sobre sí la adhesión de todos los personajes famosos de la cultura, que por supuesto estaban en contra de la dictadura, El Porteño salió en plena dictadura, 1980, por ahí; no sólo lo tenía a Miguel Briante y a Fogwill y a otros grandes periodistas, sino que a la redacción venían todos los días Miguel Ángel Solá, Soledad Silveria, Hebe de Bonafini, el coronel Prolinguer, que fue el que detuvo a Illía pero después se dio vuelta y se transformó en un tipo de izquierda; pero así como los atraía los perdía porque pedía préstamos que no podía pagar y se enojaban con él.
Nosotros cultivamos una amistad que estuvo fuera de la redacción, o sea, en la redacción estaba todo el día con él, pero después, cuando salía, yo en esa época era una especie de santo, tomaba cocaína y me ponía en un estado de intelectualidad máxima; en cambio Levinas era un sexópata, tenía mujeres constantemente, prostitutas alquiladas, una vez me engañó trajo una profesional que me hizo creer que era una novia . Era muy sexópata. yo me mantenía ajeno a las cogidas infernales que había en su casa. Había de todo: contorsionistas. Morochas paraguayas y rubias adineradas.
Cuando él deja el porteño y se convierte en una especie de cooperativa con un consejo dirigida por Lanata y Tiffemberg, yo me adherí a él y me fui, no quise trabajar más y fundé cerdos y peces. En el porteño no le daban bola. Escribía en Cerdos y Peces. Iba todos los días a la casa, yo entraba en el juego de la sexualidad. Hasta que lo contrató el ministro del interior de Alfonsín, un tipo muy famoso, no me puedo acordar el nombre, para que hiciera una investigación de todas las revistas y periódicos de todo el país, y para eso se alquiló, un edificio que hizo Macri, el famoso rulero . Y ahí vivimos una vacaciones de lujo. Gabriel seguía siendo muy egoísta, no compartía el dinero, pagaba mal. Se gastaba toda la plata en sus preferencias, era se gran defecto, no le gustaba pagar. Ahí todavía éramos amigos.
Yo me había convertido en un hombre muy seductor y atractivo, tenía hermosas y sensuales enamoradas mujeres que Gaby siempre intentaba seducir. Me llegó a ofrecer dinero para una de las niñas que salía conmigo. Y debido a ese laburo que hicimos nos peleamos. un día, me ofendí de un chiste me fui a la casa de él, le saqué la mágnum que él guardaba en un escritorio y la martillé en su cabeza. Recuerdo una frase que me dijo «mirá Enrique, la bala del mágnum me atraviesa, rebota en la pared y nos mata a todos» éramos mucha gente que había ahí. Después de ese episodio de locura nos distanciamos. No volvimos a ser amigos integralmente. Después yo me fui a chile. y por internet como suele suceder, el amor y el odio son ficticios, empezó a escribirme continuamente para que volviera, me quería ver. Pero cuando regresé vi que tenía su nuevo equipo de trabajo que es el que mantuvo hasta reconciliarse con Jorge Lanata. se asociaron y formaron el grupo actual. Me llamó ahora para exhibir esta nota, pero creo que lo hizo para seducir a la chica que estaba con él .
Mientras escribo estas líneas me siento asfixiado por el olvido. Es que los recuerdos son formas complejas del olvido. Es imposible recuperar los fotogramas del éxtasis y la magia que nos unió. Todavía es un hombre que amo.