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Lo que Capitanich y Bonafini no respondieron sobre Sueños Compartidos

El lapidario informe de la AGN certificó los desmanejos de fondos y la connivencia política.

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En la mañana del jueves 13 de febrero, el jefe de gabinete de ministros de la Nación , no pudo evitar su desagrado cuando le preguntaron por la investigación que, recientemente, difundió la Auditoría General de la Nación. Fiel a la costumbre de la Presidenta de la Nación , Jorge Milton Capitanich, atacó al mensajero: Leandro Despouy y al organismo que preside.

El gobernador chaqueño en uso de licencia explicó que las viviendas prometidas se realizaron en su totalidad, al menos en su provincia, y defendió la gestión de Sueños Compartidos, incluso en los tiempos de Sergio Schoklender. Sin embargo, horas después, en una entrevista sin preguntas en un medio oficialista, Hebe de Bonafini, explicó el desaguisado por la “maldad” del ex apoderado quien se habría robado todo. No es lo que, hasta ahora, probó la justicia. Tampoco es lo que probó el informe de la Auditoría General de la Nación. Hasta ahora, todos los protagonistas, incluso Sergio Schoklender, se ponían de acuerdo en un punto crucial: las casas se construyeron y no existió corrupción. Todo fue transparente. En ese punto, jamás contestaron las denuncias concretas que realicé en mi libro, publicado en noviembre del 2012, ni en la justicia en el despacho de Norberto Oyarbide.

Existieron tasas de retorno que involucraron a funcionarios del Ministerio de Planificación, a gobernadores e intendentes. Hebe de Bonafini estaba al tanto de las operaciones pues cuando enviaba a Sergio Schoklender a arreglar con un ministro era “como sea”. Los gobernadores e intendentes en que desembarcó Sueños Compartidos veían con agrado la situación pues significa un gesto de cercanía política y simbólica con Casa Rosada. Las licitaciones fueron nulas, se violaron los convenios laborales y la adjudicación de viviendas fue realizada de forma discrecional. Pero el punto crucial de la investigación es que la Fundación era el Gobierno Nacional que la utilizaba como caja política. Esto significa que de allí se desviaron dineros públicos para realizar otro tipo de actividades que nada tenían que ver con la compra de ladrillos, paneles o cemento. Se financiaron actos políticos partidarios, se realizaron lanzamientos de campaña, impresión de folletos y volantes de funcionarios cercanos a Bonafini y se gastaron miles de pesos en gustos personales de los implicados. “En la Fundación bancamos más actos que La Cámpora y el Movimiento Evita juntos” me aseguró mi garganta profunda dentro del organismo que preside Hebe de Bonafini. El hombre es una bomba de tiempo y en cualquier momento hablará en on.

El Chaco no fue la excepción. La cercanía entre Jorge Capitanich y Sergio Schoklender era tan grande que el primero no puede evitar ponerse colorado para responder sobre Sueños Compartidos y el segundo jamás lo atacó públicamente. En uno de los aviones de Meldorek cerraron convenios entre risas y chicanas e incluso soñaron con proyectos privados. “Necesito presentar mi libro, el de la provincia, con mi gestión, ¿cómo podemos hacer?”, le dijo Capitanich a uno de los protagonistas de esta historia mientras cerraban un acuerdo por un centro de salud en una localidad del interior. El libro se presentó en la Feria del Libro de ese año. Los gastos corrieron por cuenta de la Fundación. Es sólo un ejemplo de la confusión entre público y privado que existía en la entidad de Bonafini.

Luego de un par de meses en que estuvo en un compás de espera, Cristina premió a Bonafini con nuevos y jugosos recursos públicos. Financió su deuda, salvó a la Universidad Popular del ocaso y levantó la puntería de la caída radio de las Madres. El traye a raya para los evasores quedó en el olvido. Al igual que los trabajadores despedidos de Sueños Compartidos, el proyecto de inclusión social y vivienda popular más ambicioso del kirchnerismo.

 

 

* El periodista es autor de «El negocio de los Derechos Humanos» (Sudamericana, 2012)

Comments

  1. hector calogero says:

    Juicio y castigo para quienes primero se apropiaron de nuestras victimas y nuestros derechos y luego los bastardearon trabajando de » recaudadores para la corona»