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Asume el Papa. Asueto escolar. Oportunidad perdida

No soy un católico practicante, un católico de fe y oración. A lo sumo y por diversos motivos podría decirse que mi acercamiento a Dios es más racional, más tomístico. Reconozco en mí, una sana envidia por aquellos que logran que la fe sea parte de ellos…

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Posiblemente el impacto por la llegada de un nuevo Papa no hubiese sido tan grande en mí si no hubiesen elegido a un argentino: al escuchar el nombre del elegido sentí una profunda y excepcional alegría y felicidad… Soy feliz pero ese momento fue diferente…

Cuando supe que el martes 19 de marzo se realizaría la Misa de Inicio del Pontificado de Francisco en la Plaza de San Pedro imaginé un martes con los pibes dentro de las escuelas aprovechando este inigualable e histórico momento. Porque, en definitiva creo que la escuela siempre fue, es y será un buen lugar para celebrar este tipo de acontecimientos, imaginé a alumnos, a maestros y hasta padres que pudiesen concurrir a las escuelas públicas y privadas de esta Ciudad y el país con el objetivo de aprovechar la oportunidad para reflexionar, todos juntos, sobre la trascendencia del hecho para la toda la humanidad, para nosotros los argentinos. Más allá de lo religioso, un hecho social, un hito en la historia de la región, del país, de la ciudad… Un momento significativo en la biografía de cada uno de los argentinos contemporáneos: el primer latinoamericano, el primer argentino, el primer porteño en asumir el Ministerio Petrino en 2012 años de Iglesia Católica… Un argentino líder de los 1.200 millones de fieles que esta iglesia tiene en el mundo… “Yo ví cuando eligieron al Papa Francisco” dirá algún pibe de nuestras escuelas cuando nosotros ya no estemos… Pero parece que no será así: los chicos no estarán en las escuelas… Algunos dirán que por ser un hecho de la Iglesia Católica Apostólica Romana la escuela laica no tiene porqué acompañar ese momento. Invocarán -segura y equivocadamente- el concepto de laicidad que habría primado en nuestra primera Ley de Educación, aprobada allá por 1884: la Ley 1420. Y digo equivocadamente ya que uno de los temas más debatidos de la propuesta inicial de esa ley fue la inclusión de contenidos religiosos en los programas escolares. Existían opiniones contrapuestas acerca del papel de la Iglesia en la sociedad y el Estado. Los liberales (sí muchachos ¡li – be – ra – les!) impulsaron un programa secularizador del Estado, por el cual la Iglesia Católica cedió parte de sus potestades en cuanto a manejo del registro civil, la educación y el matrimonio. En ese marco, la enseñanza de la religión en las escuelas fue uno de los nudos de los debates. Finalmente, la ley aprobada no hizo mención al carácter “laico” de la educación dejando la instrucción religiosa en calidad de optativa, con autorización de los padres, y dictada fuera del horario escolar (Art. 8°). Es bueno recordarlo hoy para algún desmemoriado: la ley plantea el carácter neutro de la educación en el tema religioso. Pareciera que más allá de la conquista de un Estado laico a nadie se le pasó por la cabeza olvidar o negar la dimensión espiritual del ser humano… Pasará más de medio siglo para que el debate se reavive. En 1958 tras la decisión del entonces presidente Arturo Frondizi de permitir a las universidades privadas de expedir títulos habilitantes amparándose en la aplicación de la «libertad de enseñanza», Argentina retoma en parte esta discusión formando -cuando no por estas tierras- los bandos a favor y en contra de la medida: enfrentamiento que trascendió como la tensión «Laica o Libre».

Pero, aviso, lejos de mí está retrotraernos en este debate, como sí, muchos parecen querer hacerlo cada vez que pueden. Mi idea aquí, fue y es “amortiguar” (de ninguna manera anular porque es parte de su esencia) la dimensión “religiosa” del hecho que ocurrirá, resaltando sí, su anchura espiritual. Para Argentina, para los argentinos es sin dudas un momento óptimo para experimentar un momento de concordia y fraternidad, un momento para pensarnos como colectivo más allá de nuestras necesarias diferencias… Pocos hechos hoy en Argentina pueden generar este tipo de “marea favorable”. Este, sin dudas, ya es uno de ellos. Por eso la escuela es un buen lugar para celebrarlo…

En este marco, leo y releo los considerandos del asueto escolar al que llamó el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para ese día martes y, aún coincidiendo casi en todo con la argumentación central, sigo creyendo que lo mejor hubiese sido estar en las escuelas. «… Creyentes o no creyentes, religiosos o laicos” uniéndose en una“celebración compartida por la elección de este eminente argentino, nacido, criado y educado en la ciudad» (entrecomillado es parte del comunicado de prensa del Ministeriode Educación). Llama la atención ya que la Ciudad tiene una muy buena historia apoyando acciones en torno al ecumenismo y el diálogo interreligioso que el propio Francisco, cuando era Arzobispo de Buenos Aires, impulsó… A ver si nos entendemos: no estoy pensando en «una misa en cada escuela»… Una lástima que esta Ciudad, la ciudad natal del nuevo Papa, pierda esta oportunidad para convocarse en comunidad, en nuestros barrios, en nuestras escuelas a una reflexión compartida… Imaginate que buen momento para pensar, chicos y adultos, el carácter sagrado de la vida humana, la dignidad y el respeto por los derechos inalienables que derivan de ella, el amor por el otro, el hacer el bien, el no mentir, la búsqueda de un futuro de paz y unión cultivando la solidaridad y la hermandad entre los pueblos, la renovación de la capacidad de fe y esperanza de las nuevas generaciones, el alcance de la felicidad de cada ser humano entre tantos otros temas que el catolicismo comparte ampliamente con las demás religiones y que forman parte de las reglas básicas de civilización.

Definir un asueto parecería algo mucho más fácil que comenzar a crear y gestionar este tipo de acciones en nuestras escuelas… Reitero: es una verdadera lástima que a nadie se le haya ocurrido llevar a cabo algo diferente… Otra oportunidad perdida para demostrar que, respetando la diversidad, las cosas se pueden hacer de otra manera…

 

Comments

  1. Miguel says:

    Es increíble cómo una corporación mafiosa, reaccionaria y pedófila [como lo es la iglesia católica] empieza a ser valorada y respetada sólo porque el nuevo papa es argentino. El bombardeo mediático para travestir un pensamiento exclusivo y discriminatorio da asco.
    Por otra parte, coincido en que las clases no deberian haberse suspendidos, ya que, al ser neutra, la educación pública no tiene que rendir pleitesía a ningún líder religioso [o en su caso contrario, debería hacerlo con todas las «autoridades de fé»].