Por Hernán Aisenberg (@Cherno07)
Después de leer la nota que publicó el portal de noticias plazademayo.com sobre las operaciones políticas en la DAIA, me vi en la obligación de tratar de redactar mi verdad. Probablemente a muchos no le importe lo que un joven de 28 años, recién recibido de politólogo en la UBA tenga para decir, pero no puedo quedarme en silencio mientras se opera y se difama.
Yo trabajé en la mencionada institución judía casi dos años. Entre a trabajar en julio de 2008 y la DAIA me echó en enero de 2010. La idea de la institución siempre fue evitar la discusión política. Por más raro que pareciera esto, la representación política de la comunidad judía en Argentina buscaba por todos los medios evadir cualquier discusión sobre política nacional e internacional y hacía de ello una bandera y un estandarte.
En esa Comisión Directiva estaban representantes de las dos listas que actualmente se presentan, por lo tanto no voy a salir en defensa de ninguna de las dos, simplemente quisiera contar lo que vi y lo que me tocó vivir trabajando allí adentro y cómo fue mi salida de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas.
Mi función en la DAIA era ser el Coordinador del Consejo Federal de la DAIA. Estaba en contacto permanente con las autoridades de DAIA en las Provincias, organizaba la logística de las reuniones confederales bimestrales que se hacían en Buenos Aires, colaboraba en las actividades en las que las provincias solicitaban mi ayuda y trataba de ser el nexo, el contacto entre la Institución Central en Buenos Aires y sus representaciones provinciales.
En ese momento uno de los representantes provinciales con más peso político e institucional del Confederal era el Presidente de DAIA Tucumán, el Sr. Jaime Salamón que además era Vicepresidente 3ro. Una persona sin ética y sin código alguno, que manejaba la comunidad tucumana cual caudillo del siglo XIX y que creía que por aportar un buen dinero en las instituciones judías tenía mayores atribuciones que otros. (Vale destacar que la DAIA no financiaba los Confederales, por lo cual los que se acercaban a la reunión se hacían cargo de sus propios pasajes)
En ese entonces yo era un joven estudiante con proyectos, con ideas y obviamente con intereses políticos. Pero no intereses monetarios o financieros, sino de transformación. Creía que discutiendo de política podríamos cambiar las cosas que veíamos mal. Por eso, en ese momento había iniciado un proceso de participación en una agrupación universitaria de la izquierda independiente, luego de activar en un grupo de debate comunitario juvenil llamado Grupo Otra Mirada (GOM). El GOM ya se había desarticulado casi por completo, especialmente porque las diferencias políticas nos habían distanciado mucho, pero los debates por foros y redes sociales continuaban y hasta se profundizaban.
Hasta que el Sr Jaime Salamón se presentó en la oficina de Jorge Elbaum, Director Ejecutivo de la DAIA, para decirle que debían echarme porque yo era antisionista y antisemita. Le entregó un sobre con correos electrónicos personales a Elbaum y guardó otro sobre para compartir con sus pares y con el Presidente de la DAIA, Aldo Donzis.
Los correos eran internos del Grupo Otra Mirada, sin embargo por la mala intención de personas que no respetaron la privacidad del foro, esos mails llegaron a manos de Salamón quien no tuvo mejor idea que difundirlos por la DAIA cual cacería de brujas, esperando que la finalidad de esa persecución fuese mi cesantía inmediata de la Institución.
Por suerte, mi jefe no se dejo avasallar por este mafioso fascista ya que el interpretaba que la libertad de expresión era un derecho humano y no se me podía quitar. Por esto me sostuvo el empleo por un tiempo, aunque no pudo resistir mucho más y tuve que irme con una indemnización.
No sé si es necesario aclarar que en los correos electrónicos que me “delataban” no solo exponía mis críticas hacia el gobierno del Estado de Israel (que las tengo) sino que también había duras acusaciones hacia el macrismo por el nombramiento del Fino Palacios al frente de la Metropolitana a pesar de las denuncias en su contra por el encubrimiento al Atentado a la AMIA, la UCEP, las escuchas ilegales y otras causas. Casualmente, Salamón ya tenía relación con este sector político a través de Claudio Avruj y probablemente eso le haya molestado más que mis críticas a Israel.
Antes de esta situación espantosa que me tocó vivir, esta persecución ideológica propia de los años nefastos de la dictadura, me tocó ver como Salamón compraba a $10 (PESOS DIEZ) por publicación, unos libros sobre Shoá que había editado el Gobierno de la Ciudad y que en su primera hoja decía que eran de entrega gratuita y que estaba prohibida su venta.
Me costó entender porque la DAIA le compraba libros sobre Shoá al GCBA y no al revés ya que eso sería más lógico. Finalmente entendí que había alguien que estaba lucrando con fondos públicos. Como no hay pruebas de quien cobró ese dinero ni tengo facturas ni recibos, nunca pude denunciarlos pero si existe documentación de cuando Salamón me pidió que yo enviara por encomienda los 3000 libros que el compró (cuando estaba prohibida su venta)
Esta fue otra de las “matufias” que Jorge Elbaum no le permitió a Jaime Salamón y la DAIA Central se mantuvo al margen. Aunque la operación de los libros se hizo igual sin la DAIA como intermediario y obviamente sin mi intervención ni la del Lic Elbaum.
Además de mi cuestión personal, podría seguir horas hablando del patrón de estancia Jaime Salamón, por ejemplo con sus declaraciones en defensa del dictador tucumano Antonio Bussi (Que no descanse en paz), pero creo que detrás de este títere tucumano hay un poder mayor.
Muchos me dijeron que el propio portal y el escritor de la nota han organizado la operación para beneficiar al candidato Pro en la DAIA, sin embargo a mi me cuesta creer esto porque confiaba en la seriedad y en la honestidad de quienes realizan el portal.
Por eso, para no pensar que plazademayo.com está siendo funcional a Avruj, a Bergman, a Macri y a este inescrupuloso Salamón, prefiero pensar que Gabriel Levinas ignora muchas de las cosas que pasan adentro de la institución y publicó algo sin chequear la información en profundidad.
En primer lugar creo que la nota es absolutamente falaz e injusta con una persona honorable como Jorge Elbaum. El tiene una ideología política, pero eso no lo hace un delincuente, ni un miembro de la SIDE, ni un patotero. Jorge tiene demasiados logros personales, académicos y profesionales, como para que un joven inexperto como yo salga en su defensa, pero creo que debo hacerlo en honor a la verdad y a la justicia.
Segundo, me cuesta creer la falta de ética de algunos directivos a quienes también conozco personalmente. Saben bien que Elbaum se tomaba con humor el destrato que recibía de parte de ellos por su opinión política. Por eso bromeaba diciéndose a sí mismo que era de la SIDE o cosas por el estilo. Nunca fueron afirmaciones sino ironías, bromas.
Por último, yo tampoco sé si Schlosser es K, filo K, antiK o un pragmático apolítico. Lo que creo es que como en toda institución política, todas las ideologías y modelos tienen derecho a participar y los votantes tienen derecho a elegirlos. No podemos asustarnos de que los partidos políticos participen de la política comunitaria, no debemos bloquear esa participación, pero principalmente no podemos permitir que que nos escondan información o nos mientan. Quizas el kirchnerismo opera, es probable. Pero el Pro no se queda atrás, pone un candidato que es funcionario del GCBA y que en su paso por la DAIA dejó muchas dudas, es apoyado por un rabino legislador bastante cuestionado en la comunidad por sus acuerdos espurios y juntos realizan estas maniobras que intentan desacreditar personas honestas con datos falsos y mucha mala fe. Ojalá que quienes tienen que elegir en DAIA sepan reconocer cada discurso antes que terminen por destruir una institcuión que ya tiene más de 80 años de servicio comunitario.