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«No es un conflicto ambiental, se están jugando nuestros derechos»

El 21 de septiembre fue incendiado el acampe de Cerro Negro, bastión de la resistencia a la minería a cielo abierto. Detenciones arbitrarias, amenazas, parapoliciales y otros atropellos que abundan en Tinogasta.

 

Karina Olmos se entretuvo bajando a sus hijos del auto en la estación de servicio de Tinogasta. Había mucha más gente cargando combustible y se le hizo difícil encontrar a su marido. Un rato después, supo por un empleado de la estación de servicio que a su pareja lo habían llevado detenido unos “tipos que hace tiempo andan rondando Tinogasta”. A partir de ahí, empezó para Karina una desesperante búsqueda de liberar a su esposo, detenido sin motivo y llevado a la comisaría local e incomunicado.

Durante la ausencia de Karina, Pablo Romero se había encontrado con tres hombres en un auto sin patente y con vidrios polarizados. Aunque no eran tinogasteños, Romero los reconoció. No dudó de que eran los mismos que habían estado dirigiendo las patotas promineras que hostigaban a los asambleístas de Cerro Negro con fotos e insultos. Y Pablo, vecino tinogasteño, les sacó una foto a ellos. Acto seguido, los tres hombres bajaron del vehículo, lo atraparon violentamente diciendo ser policías pero sin identificación de ningún tipo.

Dentro del destacamento policial, Pablo Romero fue interrogado a patadas. “Vas a ver la causa que te vamos a armar”, le dijeron. Le preguntaron sobre dos chicas que solían estar en “el corte” y a las que habían fotografiado.

Enterada de todo, Karina Olmos recurrió a abogados pero la liberación de Pablo pudo concretarse cuando los vecinos tinogasteños alarmados e indignados por el atropello, rodearon la comisaría local y exigieron la libertad inmediata del detenido.

Otro de los principales activistas contra la megaminería a cielo abierto en Tinogasta, Darío Moreno cuenta que tuvo que sacar a su familia de la provincia por causa de numerosas amenazas que sufre diariamente y explicó que “por eso es que uno pretende estar en exposición permanente porque es la forma que uno tiene de salvaguardarse”.

Hechos como el relatado, son moneda corriente en el municipio de Tinogasta donde fuerzas parapoliciales operan al servicio de las trasnacionales mineras instaladas en la zona: “son sicarios de las empresas” según explica uno de los pobladores. Detenciones, amenazas, secuestros de colectivos, y recientemente el incendio de las instalaciones del corte de las rutas 60 y 40 son las actividades de “patotas” vinculadas al Municipio gobernado por el intendente Hugo “Grillo” Ávila (FPV).

“Al estar instalada la poderosa minera La Alumbrera en Andalgalá, en Belén, se ha “comprado”, se ha acallado, se ha metido miedo de tal manera que la gente tiene miedo de salir, de que te pase algo, de opinar y que te corran del trabajo, y de manifestarte, si sos recién recibido de alguna carrera, que no te den nunca trabajo” explica Olmos.

Si bien el conflicto se conoció nacionalmente con la represión en el corte de Cerro Negro del 10 de febrero de este año, los vecinos tinogasteños explican que su lucha empezó en el año 2007 cuando se enteraron de que una empresa minera quería instalar una extracción de uranio a cielo abierto a 10 km de Tinogasta. “Entraron por cualquier lado, nunca avisaron a la gente, que en sí esta actividad tiene que tener licencia social, y cuando comenzamos a darnos cuenta lo que transportaban esos camiones, tenían carteles que decían que todos teníamos que estar alejados 1300 metros de los camiones! 1300 metros es todo Tinogasta… Y pasaban por el medio del pueblo. Y estacionaban a veces en la plaza principal”-cuenta Karina.

Primero se incendió uno de estos camiones con cianuro en el paso San Francisco, otro se derramó en un canal de riego a 10 km que abastece el sur de Tinogasta con ese agua, y otro con nitrato de amonio. Inmediatamente estuvo la gente de Defensa Civil y los bomberos limpiando todo sin las condiciones apropiadas. Y sin saber qué estaban limpiándole a las mineras.

Cuentan los asambleístas que antes de ser electo Intendente, Ávila realizó una consulta popular en la que ganó el NO a la explotación de uranio a cielo abierto en las cercanías del pueblo; pero después se anuló porque se dijo que carecía de legalidad. Al respecto, Darío Moreno nos dice que “el 100% de los tinogasteños estaba en contra de ese proyecto pero el 100% de los funcionarios estaban a favor”.

Mas el pueblo, con el accionar de varias medidas de acción directa, impidió la instalación de la extracción de uranio a 10 km de Tinogasta.

 

 Becas para todos

 “Tenemos testigos de que el intendente de Tinogasta Hugo Daniel “El Grillo” Ávila ofrece becas de 1000 y 1300 pesos para que no se manifiesten contra la mina, enviados municipales llegaron a los domicilios que no tenían becas a ofrecerles”, cuentan los asambleístas.

Pero un pueblo en el que el que la conciencia del No a la minería contaminante está bien sólida no es fácil de sobornar. Y el accionar clientelar y de cooptación de voluntades de la gestión Ávila en Tinogasta llegó hasta el punto de llevar a becados y empleados jóvenes del Municipio al acampe mintiéndoles que los llevaban a una fiesta. Cuenta Karina Olmos que cuando la gente de Tinogasta vio que los llevaban a Cerro Negro a enfrentar a sus vecinos se taparon la cara, se querían morir, algunos se bajaron del colectivo y dijeron “si se arma algo acá nosotros nos ponemos del lado del tinogasteño, no vamos a ponernos en contra de nuestro vecino”.

 

El corte de Cerro Negro

En febrero de 2012 los vecinos tinogasteños realizaron un corte selectivo de Cerro Negro en la intersección de las rutas 60 y 40 e instalaron un acampe al costado de la ruta. El corte, pacífico, impide el paso de camiones transportando insumos para el establecimiento minero “Agua Rica”, “tenemos intervenido el Paso internacional de San Francisco que es el corredor bioceánico para e ingreso de insumos mineros de todo el país” explica el tinogasteño Edgardo con respecto a la ubicación estratégica.

La represión feroz en Cerro Negro del 10 de febrero fue transmitida por Julio Bazán en TN.

Y según Darío Moreno, ese día fueron reprimidos a las 10 de la mañana y a las 12 estaban de vuelta en el corte, y eso determinó que los camiones mineros abandonaran los intentos de circular por ahí.

El 21 de julio se celebró el Día Nacional de la lucha contra la megaminería contaminante, se estableció el corte de Cerro Negro como punto de Acampe Nacional y se organizó el destino de los vehículos de diferentes organizaciones y agrupaciones que partieron para integrar la Caravana desde el Obelisco. Previo a la salida desde Buenos Aires, ya habían llegado las noticias sobre el desalojo del Acampe por la Gendarmería y la expulsión de un contingente de ciudadanos que había viajado la semana anterior para dar apoyo. La llegada de la caravana nacional a Tinogasta estuvo obstaculizada por nuevas actuaciones policiales en la ruta ignorando el derecho a libre circulación en territorio argentino. Otro micro que partió en horas de la mañana fue demorado por la Policía y debió declarar que se dirigía con fines turísticos a las termas de Fiambalá, para poder avanzar hasta ser socorridos por vecinos tinogasteños y lograr arribar a destino. Ese día, el diario local “La Unión” había publicado como nota de tapa un llamativo titular: “Tensión en Tinogasta por la llegada de militantes antimineros” acompañado de un copete que alertaba sobre “un grupo de foráneos” que habría tomado prácticamente el paseo principal y el control del ingreso a Tinogasta.

Desde fines de julio no trascendieron nuevos hechos represivos hasta que en el mediodía del viernes 21 de septiembre, los asambleístas tinogasteños se encontraron con su acampe saqueado e incendiado. Habían ido al centro de Tinogasta y cuando volvieron se cruzaron con un camión que salía de la banquina donde estaba asentado el acampe. Darío Moreno relató en la página web Kaosenlared que luego del robo encontraron el camión dentro de la Municipalidad y aseguró haber hablado con el chofer del camión “me dijo que les ordenaron que fueran, sacaran todo lo que pudieran y lo que no pudieran lo quemaran”.

Hay más; Darío Moreno y referentes del grupo de Asambleistas en Defensa del Agua y la Vida de Tinogasta denunciaron en la Comisaría Departamental que personal del Municipio local, a bordo de un camión color blanco de la repartición y por una supuesta orden del Secretario de Obras y Servicios Públicos, habrían perpetrado el robo e incendio. La respuesta indignada del activista Moreno fue: “Estamos consternados, que nos hayan quemado las cosas, nos hayan llevado las carpas y hasta la mercadería que nos envía la gente de todo el país con una solidaridad muy grande”.

Pero el bloqueo selectivo de Tinogasta sigue, “este embate de ellos lo único que hace es fortalecer el espíritu de nuestra lucha”.

 

Una causa nacional

Karina cuenta que se difundió lo más posible el acampe en Cerro Negro aunque algunos lo cuestionaron porque se enteraba la policía. Y de hecho la policía llegó primero. “Pero no queda otra porque la policía se entera lo mismo porque esta infiltrada”. Entonces lo hicimos así bien público y tuvo la convocatoria que tuvo gracias a Dios. Fue más nacional que otra cosa, explica la vecina.

“En Andalgalá y en Belén hay muchos enfermos de cáncer. Belén esta totalmente contaminado socialmente…Es decir, están pagados o tienen miedo o tienen algo que ver con la Alumbrera. Así es muy difícil trabajar con ellos. Por eso surge la cuestión de nacionalizar la protesta. Nosotros nacionalizamos la protesta por una cuestión ideológica primero porqueconsideramos que el término de foraneidad no existe. Digamos si te preguntan «¿de dónde sos?» , vos¿qué decis? Soy de acá, del país, de América, tomo el agua que defendemos acá, soy de la cordillera…Tenemos que interiorizar eso. Y segundo, por una cuestión estratégica, si nosotros relegamos la lucha a una cuestión solamente territorial no podríamos revertir nunca los procesos de Belén y San Juan por ejemplo. Nosotros tenemos que entender que el pedazo de cordillera donde están haciendo pelota los glaciares en San Juan no es de San Juan, es de todos nosotros”, explicó Dario Moreno.

Tinogasta, un pueblo donde se conocen todos, continúa sitiada por patotas pagados por no se sabe quién mientras que Karina, Darío, Edgardo, María y otros se volvieron “asambleístas” por defender la vida y la Madre Tierra. Imputados por cortar el tránsito, poco a poco el poder los llama “ambientalistas” y últimamente “foráneos”, “hippies”, Quebracho, y otras clasificaciones para difuminar su derecho soberano de habitantes de la cordillera.