En las últimas 5 elecciones presidenciales, más de un cuarto de los argentinos no eligieron candidato. Qué hay detrás de las cifras electorales.
Desde octubre la discusión suele terminar en un número: el 54 %. Después puede seguir en qué se significa esa mayoría, si al gobernante eso no lo exime de rendir cuentas o si para expresarse al respecto el ciudadano tiene que esperar a la próxima elección. Pero una y otra posición parten de una decisión técnica sobre cómo se calcula el voto que no necesariamente refleja el porcentaje de la ciudadanía en condiciones de votar. El artículo 149 del Código Nacional Electoral establece que el ganador de las elecciones presidenciales será el que supere el 45 % sobre la base de “los votos afirmativos válidamente emitidos”, esto es, excluyendo votos en blanco y votos nulos. La gente de estadísticas de la Dirección Nacional Electoral nos informó que así fue siempre y se mantuvo incluso en la reforma de 2009.
Que en el cálculo no se considere la totalidad de gente en condiciones de votar y solo se compute como voto en blanco aquel que se expresa como tal en la urna, puede resultar en que el resultado no refleje la opinión de todos los votantes. Si se considera la totalidad del padrón, y se toma en cuenta aquel que por alguna razón ni siquiera se presentó a votar, nos encontramos con que en las últimas cinco elecciones más de un cuarto del padrón no eligió a ningún candidato. Y un dato que no es menor para los partidos que no ganaron, en la elección de 2011 la gente que no se expidió representa un porcentaje mayor que el que sacó el segundo candidato en votos.
El gráfico refleja el crecimiento del padrón electoral desde 1983 y el porcentaje de votos obtenidos por el primer puesto en base al total de personas en condiciones de votar (y no los votos positivos, como se calcula técnicamente). Al porcentaje de votantes que no emitieron su voto, se agregó el voto en blanco o anulado para obtener el índice de ciudadanos que no eligieron a ningún candidato.
Estos ciudadanos fueron más que los que decidieron el primer puesto en las elecciones de 2003 y 2007, y aun la diferencia entre ambos está lejos de lo que fueron las primeras elecciones de este periodo democrático. Lo que sí sabemos es que en ninguna de las elecciones celebradas desde 1983 el primer puesto sacó la mayoría absoluta del padrón electoral. Estas cifras no restan nada la legitimidad del electo, pero hay un dato social insoslayable en que un país donde el voto es obligatorio y el empadronamiento automático, una buena parte de la sociedad no participe. Abstención que sigue siendo alta en los tres últimos comicios presidenciales.
Cuando el análisis se limita al porcentaje de voto blanco o nulo, las cifras no parecen importantes. En 2007 llegó a su pico de 6%, y en las elecciones de 1983, 1989 y 2003 rondó en el 2 %. Para la politóloga Ana María Mustapic, la mayoría de “los votantes que no están de acuerdo con un partido, utilizan más el voto estratégico y optan por el mal menor”. Para la especialista, hay una diferencia entre el voto en blanco, que es el sobre vacío, y el voto nulo que “es entregar el sobre, pero con algo que no sirve: la boleta rota, cinco boletas diferentes. Me parece que es un voto más antipolítico que el blanco”. Para Mustapic no es conveniente referenciar los votos al padrón, porque con excepción de los últimos padrones, “los anteriores no fueron debidamente depurados, entonces tenés mucha gente que no fue a votar: puede ser gente que se fue del país o están fallecidos. O están los que no están obligados a votar”. Pero además, la decisión de optar por un sistema mayoritario, como el argentino, apunta “a favorecer la legitimidad de aquel que es más elegido que hacerla más exigente y cuestionarla”.
Diego Reynoso, investigador del Conicet y profesor de la Universidad San Andrés, analizó el fenómeno de los nuevos gobiernos de izquierda considerando esta variable. El politólogo aclara que la proporción de votos del ganador es aún menor en la inmensa mayoría de las democracias del mundo, donde el voto no es obligatorio. En Estados Unidos, señala, los presidentes ganan elecciones con 50 % o a lo sumo con 52 %, pero con un total de asistencia del 50 % o incluso, menos, con lo que resulta que el presidente es elegido en realidad con el 20% aproximadamente del voto potencial.
Si aplicamos este criterio para analizar el comportamiento electoral de 2011, quizás pueda entenderse mejor los cambios de humor de una parte de la población que parece contradecir la mayoría absoluta que consagró la Presidente. Si el cálculo se realiza sobre el total de personas en condiciones de votar, resulta que la mandataria fue elegida por el 41 % del voto potencial, mientras que casi un tercio de las personas en condiciones de votar no eligió a ningún candidato. Reynoso llegó a una conclusión en su propio estudio que aporta una nueva perspectiva de los resultados: “Si tanta gente no va a votar, entonces los resultados expresan a los electores pero pueden no expresar a los ciudadanos. Todo depende de cómo se distribuyan quienes no van a votar, o no lo hacen por alguna de las alternativas positivas”. El punto de partida para contestar esta pregunta, es formularla, y enriquecer el análisis incluyendo aquellos que tienen voz pero deciden pasar del voto.
Me parece muy buena la nota. Hablar del 54% de la población es una maniobra más que utilizan para callarnos a los que no estamos de acuerdo. Como si, por tener una mayoría de votantes, les diera derecho a hacer lo que quieran, sin recibir ningún tipo de reclamo: ese no es el principio de nuestra Constitución. Estamos en todo nuestro derecho de «tirarles de la oreja» si consideramos que no cumplen con su deber, pues así lo reza su juramento a la hora de tomar el bastón y la banda: «si así no lo hiciere, que Dios y la Patria me lo demanden». Pues bien, el 46% del padrón que no votó, también es parte de la Patria, aunque nos llamen cipayos y cuanta pavada haya.
Saludos.
Nunva votó el cien por ciento del padrón, en ningún país, y si prestamos atención al cuadrito la cantidad de gente que participa está en ascenso. Pregunta: si el fpv sacó mucho menos del 54 según este análisis, qué porcentaje habrá sacado el frente de izquierda?, jojo
Ademas esa famosa mayoria, real y valedera de acuedo a las leyes vigentes es de 1,8 millones de personas, un numero claramente influenciado por los 1,1 millones de votos de diferencia obtenidos en la provincia subsidiada y mantenida de Buenos aires, a cargo de todo el resto del pais. Si separamos este distrito tan especial, la diferencia solo es de 0.7 millones, formada por las victorias amplisimas en el pauperrimo norte y en sus tierra patagonicas contra la amplisima derrota en la region central.
region Datos Total
centro v.validos 6209
v.fpv 2475
v.otros 3734
diferencias -1259
cuyo v.validos 1453
v.fpv 746
v.otros 707
diferencias 39
norte v.validos 4364
v.fpv 2958
v.otros 1406
diferencias 1552
sur v.validos 1316
v.fpv 844
v.otros 472
diferencias 372
bsas v.validos 8580
v.fpv 4841
v.otros 3739
diferencias 1102
Total v.validos 21922
Total v.fpv 11864
Total v.otros 10058
Total diferencias 1806
Este dato, y en forma no profesional a mi me habia llamado la atencion y me tome el trabajo de armarlo
LA MENTIRA DEL 54 %
Aca les demostramos que una mala redaccion o interpretacion
de la Constitucion Nacion, da lugar a mentiras y manejos falsos
Datos elecciones presidenciales 2011 ( oficiales escrutino definitivo)
electores habilitados 28867
Votos %
Frente para la victoria 11864 41,1
No frente para la victoria
otros candidatos 10058 34,8
blancos + Nulos +no votaron 6945 24,1
Total 17003 58,9
cifras en miles de electores