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Facundo, el izquierdista que se da contra la pared

Cómo fue la participación del hijo menor de Moyano durante el acto homenaje a Felipe Vallese en el Luna Park. Reproches al gobierno, críticas a los aplaudidores K y raptos izquierdizantes.

Desde la avenida Corrientes un cartel anunciaba que Alejandro Lerner cantaría en el Luna Park en septiembre y que ya estaban a disposición del público las entradas. Sin embargo, no había melodiosas canciones de amor dentro del mítico estadio, sino bombos y banderas. Facundo Moyano había organizado el relanzamiento de la Juventud Sindical y varios miles de trabajadores organizados sindicalmente, en su mayoría menores de treinta años, habían aceptado la convocatoria y estaban allí: flameaban sus banderas verdes, se movían al compás de los tambores, tomaban cerveza o fernet mientras esperaban los discursos que la jornada prometía.

El 23 de agosto se cumplían 50 años de la desaparición de Felipe Vallese, obrero metalúrgico y militante de la resistencia peronista de 22 años, y el secretario general del sindicato de trabajadores de peajes organizó una velada para homenajearlo y volver a sacar a la palestra política su agrupamiento juvenil y sindical. Facundito es un extraño personaje del mundo sindical argentino. Diputado y líder gremial, hijo de Hugo Moyano -el burocrático líder de la CGT, exkirchnerista, de pasado oscuro en los setenta-, fundador de la aggiornada Juventud Sindical del siglo XXI, rodeado de formadores ideológicos, entre ellos, varios de origen marxista. Una rara melange que podría expresar la potencia de una propuesta, pero que sobre todo, señala sus límites.

El discurso de Facundo Moyano exhibió críticas al gobierno de Cristina Fernández, pero sin nombrarla explícitamente, a lo sumo mencionando a un genérico “funcionarios de este gobierno” o haciendo alusiones a los discursos de la cadena nacional. «Tenemos muchos problemas que solucionar, la gente no llega a fin de mes, tenemos casi un 30 por ciento de pobreza en la Argentina y estamos hablando de tres años adelante para ver quién es Presidente, es totalmente irresponsable”, dijo. También reivindicó la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y la recuperación de 106 hijos de desaparecidos. “No pretendemos que los jóvenes se limiten a aplaudir, sino compañeros que digan la verdad”, remarcó, en un probable señalamiento a La Cámpora. “Nos hablan mucho de que diciendo estas cosas le hacemos el juego a la derecha. A mí me gustaría que me expliquen qué papel vana tener Cargill, Walmart, Monsanto, Carlos Slim en el proyecto de izquierda. Porque si por decir esto le hacemos el juego a la derecha quiero que me expliquen qué es la izquierda. Creo que a la izquierda nuestra está la pared. La izquierda es la gente, la izquierda son los trabajadores a los que reclamamos y por los que reclamamos”, concluyó Facundo, en un arrebato izquierdizante.

 

No es un secreto que algunos grupos formados en cierto marxismo forman parte del entorno del líder de la Juventud Sindical. Por caso, un sector que se inició en la facultad de Filosofía y Letras de la UBA y que se caracterizó por sus posiciones autonomistas, sus lecturas de Gramsci y por adherir a la teoría que niega la existencia de la categoría de “burocracia sindical” -ya que a cada etapa los trabajadores tendrían los representantes que expresarían sus intereses y posibilidades en cada momento determinado–, que editó la revista Análisis de Coyuntura –que dejó de ser publicada en 2011– y que abandonó la academia para realizar un trabajo político en algunas seccionales del sindicato de Canillitas, forma parte de los sectores que forman ideológicamente a los dirigentes sindicales juveniles, entre ellos a Facundo Moyano, de quien se dice que no leyó con displacer a Lenin. Ciertas fuentes atribuyen a este grupo un lugar preferencial en la educación política del hijo de Hugo Moyano y señalan que la publicación periódica de la Juventud Sindical se llama “Análisis de coyuntura”, tal como la desaparecida publicación, debido a la influencia de este sector.

“Se llama igual de casualidad –explica Sebastián Ortiz, ex director de Análisis de Coyuntura y señalado por varias fuentes sindicales y de la izquierda como el referente ideológico de Facundo Moyano, papel que Ortiz relativiza–. La Juventud Sindical tiene sus despachos orgánicos, entre ellos los de formación política, y de los que yo participo, ya que formo parte del sindicato de Canillitas. Son espacios de discusión tanto de la juventud como de compañeros más grandes. He intercambiado opiniones con Facundo dentro de estos espacios orgánicos”.

Sobre las ideas que animan a su grupo, Ortiz expresa: “Somos un grupo más dentro de ese espacio que cree en la necesidad de la profundización de este modelo y que considera que el partícipe clave de esa profundización deben ser los trabajadores. Analizamos los hechos y elaboramos nuestras posiciones sobre cómo entendemos la crisis mundial. No hay posibilidad de recomposición del dominio tal cual estaba unos años tras: hay una reconfiguración mundial que permite un espacio para que intervengamos los argentinos y muy en particular los trabajadores”.

 

–¿Cómo entiende el distanciamiento entre Hugo Moyano y la CGT que le responde y el gobierno nacional?

–Es parte de lo que los trabajadores tenemos que resolver. Pueden ser episodios más o menos coyunturales, pero lo cierto es que no hay posibilidad de avanzar en el proceso de transformación en América Latina y Argentina sin la participación fundamental de los trabajadores. Lo entendemos de modo autocrítico, como señaló Facundo en el acto, porque los trabajadores tienen que ganarse ese lugar, ponerse los pantalones largos, poder dirigirse al conjunto de la sociedad, tener un plan para el país que incluya a otros sectores del pueblo que se enfrentan con el imperialismo y los monopolios.

–El discurso de cierre del acto de Hugo Moyano fue contrario al que realizó Facundo.

–Si hay algo que aprendimos es que cuando nos enfrentamos los trabajadores el enemigo real, es decir, la oligarguía financiera y rentista es el sector que puede avanzar. Lo que no está aprendido es cómo saldamos esa herida. Es una tarea pendiente. Va a haber miradas diferentes. Es lógico que Hugo Moyano tenga una mirada sectorial y generacional distinta, como la tiene cada sector de la sociedad.

 

Ortiz se refería a las palabras que cerraron el acto, pronunciadas por Hugo Moyano, que no evitó que se sintiera en el Luna Park la marca de la ley del padre. “Ahora, el hombre al que vinimos todos a escuchar”, lo presentó su hijo Facundo. Frente al rapto izquierdizante del líder de la Juventud Sindical actual, Hugo Moyano reivindicó la Juventud Sindical de la que él formó parte en los años setenta en Mar del Plata, organización que está denunciada por haber integrado las bandas de la Triple A en la costa. En sus documentos, la Juventud Sindical dirigida por Hugo Moyano se comprometía a “salir a cazar montoneros”. “No podría dejar de pensar como hace cuarenta años –admitió el secretario general de la CGT Azopardo–. La Revolución Justicialista se hace en paz. Hubo unos sectores que mentían, esos jóvenes que usaban la violencia y que provocaron lo que pasó después de 1976”. Una clara posición en contra de las organizaciones armadas de los setenta, a las que responsabilizó por la irrupción de la dictadura videlista.

 

 

El “a nuestra izquierda, la pared” se vio confrontado con la reivindicación de la derecha parapolicial antimontonera, anticlasista. Facundo Moyano no está solo: son varias las personas y grupos que querrían ver progresividad histórica en el modelo kirchnerista, pero cada vez que lo intentan hacer (ocultándose una caracterización realista del proceso actual), terminan golpeándose contra la pared. Allí está la masacre de Once, la “sintonía fina”, la corrupción continuista del menemismo en varios casos cada vez más escandalosos, la situación de pobreza y hasta de feudalismo en la que se sumen muchos sectores de la nación, la represión tercerizada mediante patotas sindicales o a través de las fuerzas represivas del Estado. Porque, entre otro orden de cosas, los sindicatos –ya formen parte de la CGT Azopardo o la CGT Balcarce– no sólo han tenido una gran participación en la represión de trabajadores que luchan, sino que no han cesado en construir magnates empresariales que lucran con sus posiciones gremiales. Incluso el mismo Hugo Moyano, habitante de una mansión en Parque Leloir y próspero jerarca de las empresas familiares que se nutren de los aportes a la obra social de su sindicato de Camioneros. Un líder sindical que no duda en mandar a parar las extravagancias izquierdizantes de su propio hijo y marcarle el camino en el mismo acto que debía relanzar a Facundo a la palestra política pública. Como se dijo, la ley del padre. En su máxima expresión.

Comments

  1. roberto says:

    REVOLUCIONARIOS.- Hace unos días leí el discurso de Boudou en Jujuy llamando a la lucha por la liberación y en contra del colonialismo y ahora este muñeco revolucionario que hasta ayer era más kirchnerista que la Presidente y por un instante pienso que cualquier cacatúa sueña con la pinta de Carlos Gardel.- ¿No te parece «Che»?

  2. Fernando Gargano says:

    Gente, siempre los sigo con atención. Me animo a hacerles una pregunta y primero aclaro el por qué…
    Me inicié en Filosofía y Letras, participo del difuso movimiento autonomista de Argentina, y me gustaría saber del grupo al que hacen referencia en la nota. No por querer acercarme precisamente sino para saber de qué se trata, no creo que sea util tratar de lograr cierta pureza en los movimientos pero si señalar las contradicciones y confusiones que se plantean a la hora de construir. No hay posibilidad ninguna de conciliar marxismo con políticas de estado, y los usos que se hagan de Gramsci -no tomado demasiado por los autonomistas por ser el teórico de la derrota- en este país siempre han sido los del posibilismo de «las relaciones de fuerza que no favorecen»…
    En estos tiempos de confusiones es peligrosísimo no ser claros en los planteamientos de las ideas y no hay mucha autonomía en las prácticas preformateadas por las dirigencias… y que yo sepa el grueso de los trabajadores no está deliberando ni sobre políticas de gestión, ni de oposición…
    Les mando un cariñoso abrazo!
    Fernando G.