Continúa la polémica por la candidatura de Daniel Reposo como procurador general de la Nación. Las mentiras en su CV, los vínculos con el estudio jurídico que «salvó» a Boudou y su afiliación a la UCR.
Casi toda la oposición objetó la candidatura del impresentable y mentiroso serial Daniel Reposo a procurador general de la Nación, incluido el radicalismo, con sus máximas autoridades a la cabeza. No sólo porque no tiene grandes antecedentes y su especialidad sea el derecho laboral, cuando en la Procuración se trazan políticas criminales –entre ellas las que tienen que ver con los funcionarios corruptos – sino que mintió descaradamente en su currículum Sin embargo, lo que nadie dice es que su origen político justamente es radical. Es más, aún estaría afiliado a la UCR, según él mismo sugirió ante el Ministerio de Justicia.
Todos se preguntan entonces por qué lo eligió Cristina Fernández de Kirchner ante tan pocos antecedentes y lauros -más allá de su actual rol de síndico general de la Nación, desde fines de 2009- y siendo afiliado radical, un partido opositor. Hay quienes creen que además del declarado kirchnerismo profesado por el candidato se estaría ante un caso de devolución de favores al estudio jurídico que parece haberle salvado el pescuezo al vicepresidente Amado Boudou en el escándalo Ciccone y, por ende, al gobierno de Cristina. Boudou se cargó a un histórico del llamado “camporismo”, Esteban “Bebe” Righi, y justamente su lugar es para el que fue propuesto Reposo: procurador general, jefe de todos los fiscales.
La versión que circula por los pasillos y despachos de los tribunales federales de Retiro no es descabellada. Reposo y Darío Richarte –jefe del estudio que diseñó y ejecutó la estrategia para salvar a Boudou a través de la defensa de su socio y amigo José María Núñez Carmona- se conocen de la militancia común en la agrupación universitaria radical Franja Morada, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en la década del 80.
Richarte llegaría una década después a ser subsecretario de Inteligencia en el gobierno de la alianza UCR-Frepaso encabezado por Fernando de la Rúa. Era amigo de Antonio, el hijo del presidente y líder del llamado “grupo sushi”. Curiosidades: casi lo mismo que ocurre ahora con el líder de la agrupación juvenil La Cámpora, Máximo Kirchner, que pone cuadros en todo lugar que haya disponible. Es decir, el hijo del Presidente metido en un grupo de poder con gran influencia sobre el Gobierno.
Lo curioso es que “La Cámpora” supuestamente salió derrotada al renunciar justamente quien fuera -con apenas 33 años, en 1973- ministro del Interior del fallecido presidente Héctor Campora, es decir Righi. O sea, en 2012, sin Néstor y con Cristina, los viejos sushi le ganaron a La Cámpora de Máximo, el supuesto próximo candidato que garantizará la continuidad del apellido Kirchner en la boleta electoral.
Otro que andaba para esa misma época en la UBA y Franja Morada es el abogado Fabián Carosso Donatiello, el mismo que figura como inquilino del departamento vacío de Boudou en Puerto Madero pese a que vive hace varios años ya en Madrid, España. En realidad se cree que el departamento era ocupado por otro abogado, Alejandro Vandenbroele, cuyo divorcio mal llevado con Laura Muñoz hizo desatar esta increíble historia. Su ex soltó que él era el “testaferro” de Boudou, pero el vicepresidente dijo no conocerlo. El juez y el fiscal que allanaron luego el departamento donde se encontraron vínculos entre Boudou y Vandenbroele, Daniel Rafecas y Carlos Rívolo, ya no están en la causa.
Vandenbroele preside hoy la imprenta Ciccone Calcográfica, salvada de la quiebra en 2010 por un misterioso fondo de inversión y llamada ahora Compañía de Valores Sudamericana (CVS). Imprime billetes –negocio de más de 30 millones de pesos-, el año pasado hizo las boletas del Frente para la Victoria –no se sabe cuánto facturó, la Justicia Comercial todavía espera que se lo explique- y apenas salió de la quiebra, a mediados de 2010, trabajó para el Gobierno en el censo nacional de ese año, el mismo que se hacía mientras Néstor Kirchner fallecía en El Calafate.
El principal sostén de Richarte es el auditor general de la Nación Francisco Javier Fernández, el mismo al que el propio Kirchner había decidido ponerle un límite cuando ordenó soltarle la mano en el Consejo de la Magistratura a otro impresentable, el ahora ex juez federal de Zárate-Campana Federico Efraín Faggionatto Márquez. Ese juzgado es clave en el narcotráfico, por su jurisdicción sobre los puertos de ambas ciudades, desde los cuales parte mucha cocaína hacia Europa. Faggionatto se había metido en la campaña electoral 2009 al acusar inopinadamente a Francisco de Narváez de narcotraficante. La prensa descubrió la burda maniobra y De Narváez terminó derrotando al kirchnerismo. Fue suficiente para que el fallecido Néstor le bajara el pulgar al impresentable Faggionatto.
“Reitero entonces que no tengo ninguna dependencia orgánica de ningún partido político y además para vuestro conocimiento no estoy afiliado al partido gobernante”, escribió Reposo sin comas en una presentación “espontánea” ante la catarata de impugnaciones a su candidatura en el Ministerio de Justicia. Fue de diez páginas y un adelanto de lo que dirá en el Senado en la audiencia pública del 5 de junio. Figura entre las fojas 1254/1264 del expediente instruido en esa cartera por el subsecretario de Relaciones con el Poder Judicial, Franco Picardi.
El asunto es que la diputada porteña por el PRO Laura Alonso adjuntó en ese mismo expediente una consulta realizada por internet al registro de afiliados a partidos políticos, con el número del Documento Nacional de Identidad (DNI) de Reposo y detectó que el hombre está afiliado a un partido. Por una cuestión de privacidad de datos no sale a cuál.
No es difícil imaginar dónde está afiliado Reposo si es que él mismo dijo ante el Ministerio de Justicia que no lo está al “partido gobernante” y a que en su juventud militaba en el radicalismo, según sus propias declaraciones al diario digital El Colono, de su pueblo natal, Verónica, Punta Indio, provincia de Buenos Aires, publicadas el 10 de setiembre de 2011.
A no ser que haya mentido, como lo hizo en su currículum decenas de veces. Se puso disertante de charlas en las que sólo dio la bienvenida o la despedida –varios de ellos cócteles- y hasta dijo que disertó junto al secretario general de las Naciones Unidas, el coreano Ban-Ki-moon. Pura mentira. O mucho sushi. O mucho cordero patagónico. O mucha plata.
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