Por Carlos Kreimer
Un twitero sin Twitter, nos invita a reflexionar sobre las acepciones del término «conchudo».
En la década del ’50 del siglo pasado, durante el primer decenio peronista, un diputado radical de la provincia de Buenos Aires -de parlamento florido y casi barroco, como correspondía en general a los buenos oradores de la época- en un pasaje de su alocución caracterizó a un sujeto como «perspicuo» cuando cabía mejor en su relato la calificación de «conspicuo«.
Un diputado peronista correntino -de tradicional familia- atento y culto, interrumpió al orador y le señaló el error (aunque era nada más que un matiz).
El radical rápidamente le dió la razón, le agradeció la corrección, y agregó en forma respetuosa: «el señor diputado es sumamente conchudo» (ante la sorpresa de los congresistas, los asesores, la barra, los táquígrafos y demás presentes). El aludido contestó secamente: «Muchas gracias Sr. diputado» Ambos circunstanciales polemistas sabían que, conforme el Diccionario de la Real Academia Española, una de las acepciones de «conchudo» es «astuto, sagaz».
Recientemente el Sr. Mario Pergolini se quejó publicamente por la dificultad para concretar un negocio porque «el conchudo de Moreno no me libera la importación de insumos que ya estan en el puerto». Como al otro día se habilitó el despacho, le pidió al funcionario Moreno públicas disculpas. Nada se entiende, ya que seguramente el funcionario ayudó en el trámite porque se sintió halagado.
O sea, es correcta mi expresión cuando me refiero a «ELLA» !!!