La fuerza del dinero

El patrimonio de Cristina Fernández se multiplicó por diez desde su llegada a la presidencia hasta 2010 y todavía no presentó la última DDJJ. La visita a su contador.

 

Pese al mal clima social en la provincia de su fallecido esposo, que ella misma acicaló con declaraciones previas desde el atril de la Casa Rosada, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner  regresó a Santa Cruz el fin de semana previo a su reciente aventura angoleña. El sábado 12 de mayo, después del almuerzo en su nueva casa de Río Gallegos, la capital provincial, pasó más de dos horas con su contador, Víctor Manzanares. Luego partió a su “lugar en el mundo”, El Calafate.

¿Amistad pura? No, negocios. A Cristina Fernández se le viene la obligación de presentar su declaración jurada de bienes anual, en este caso correspondiente al año pasado, 2011, el primero que atravesó  entero sin Néstor Kirchner a su lado, el “hacedor” del notable crecimiento económico de la familia fallecido en octubre de 2010. Y no es cosa fácil, por cierto, eso de estar ante un contador. Hay que explicar lo que a veces parece inexplicable. Como que un presidente de la Nación tenga más de 70 millones de pesos mientras miles de sus compatriotas subsisten día a día apenas con monedas.

Manzanares fue el contador de Néstor Kirchner. Hace dos años tuvo una participación decisiva en el cierre de la causa que por presunto enriquecimiento ilícito se le seguía al entonces matrimonio presidencial en los tribunales de Comodoro Py. La investigación se cerró en tiempo récord bajo la conclusión de «inexistencia de delito» por decisión del polémico juez Norberto Oyarbide. Pero hay alguien que sabe más aún sobre los negocios y los números de Kirchner: su ex secretario privado Héctor Daniel Muñoz. ¿Cuánto cobrará Manzanares por su trabajo? ¿Vivirá sólo de los Kirchner? Preguntas y más preguntas.

¿Qué dirá la nueva DDJJ de CFK, su balance anual de ganancias? Por ahora es un misterio que se supone se develará en julio, cuando la obligatoria declaración se haga pública, aunque no siempre se cumplan los plazos previstos por la ley. Tanto Cristina como el más misérrimo de sus funcionarios deben odiar este trámite instaurado por un presidente radical, Fernando de la Rúa, después de los años de corrupción del gobierno del impoluto ahora senador kirchnerista Carlos Menem. Cosas de la vida, De la Rúa será juzgado en unos meses más por el presunto pago de coimas a senadores justicialistas para la aprobación de una ley.

Lo mismo que Cristina seguramente pensaría su fallecido marido al llegar en 2003 a la Casa Rosada, cuando debió admitir que era más rico que De la Rúa y Eduardo Duhalde, sus antecesores obligados a tal menester. Pero no quedaría bien, para el famoso relato, anular este decreto que transparenta la función pública. Aunque no estaría mal flexibilizarlo, como pasó el año pasado. A propósito. ¿A cuánto ascenderá la fortuna de Menem hoy día? ¿A cuánto llegó cuando era Presidente?

En 2011 la Presidenta se vio favorecida por una excepcional doble prórroga dispuesta por el llamado fiscal anticorrupción, Julio Vitobello, que le hizo posible atravesar la elección primaria del 14 de agosto sin que el crecimiento de sus bienes fuera público o, mejor dicho, sin que éste estuviera en conocimiento de la ciudadanía a la hora de votar. Envió el formulario respectivo por internet el día previo a la elección, cuando debiera haberlo hecho un mes antes. Y ganó en la interna trucha del extinguido Partido Justicialista (PJ) con el 50%  de los votos. Luego, en la general del 23 de octubre, arrasaría con el 54,2%, número que hoy enrostran los kirchneristas a los opositores sin aclarar pequeños detalles como el que se cuenta en este párrafo.

Aquella vez, agosto de 2011, CFK admitió tener bienes por un total de $ 70.554.419, incluidos los que como heredera le corresponden por los obtenidos por su fallecido esposo. Al llegar a la Casa Rosada, en 2003, Néstor Kirchner había declarado bienes, junto con la actual Presidenta, por un total de $ 6.732.016. La gran mayoría de ellos correspondían originalmente a la renta de depósitos bancarios y alquileres de propiedades. Ahora, a su participación en sociedades, como los emprendimientos hoteleros en El Calafate, donde el matrimonio compró tierras fiscales vendidas por el intendente amigo a precio vil.

O sea, el crecimiento monetario de “la presidenta de todos los argentinos” -como gusta llamarse a sí misma CFK- desde su llegada al poder nacional desde las recónditas tierras santacruceñas de su marido -el hacedor de los negocios familiares- hasta fines de 2010 creció más de diez veces.  No está nada mal. Nos acercamos a los diez años de poder nacional. ¿A cuánto ascenderá la actual fortuna de CFK? ¿A cuánto ascenderá la fortuna no declarada de los Kirchner?