La última puesta en escena del cristinismo con Mónica Braña, la rescatista que trabajó en la masacre de Once.
En “Mentiras que Matan” (Wag the dog) Dustin Hoffman es un excéntrico productor de Hollywood que es contratado por la Casa Blanca para “inventar” una guerra contra Albania que se transmite, en vivo y en directo, por televisión distrayendo a la opinión pública sobre un escándalo sexual que involucra al presidente norteamericano. La película dirigida por Barry Levinson data del año 1997 y cuenta con la genial actuación de Robert De Niro y el mencionado Hoffman y es una genial sátira del montaje que la política puede llegar a diseñar para orientar a los ciudadanos en su beneficio.
En el último montaje del cristinismo para disciplinar las caldeadas opiniones de periodistas y ciudadanía en general, aprovechó la casualidad de que una enfermera se encontraba en el tren del Sarmiento que colisionó con la estación de Once el pasado miércoles 22 de febrero pasadas las ocho de la mañana. Mónica Braña ayudó en el rescate de los más de 700 heridos, regresó a su casa y, seguramente comentó lo ocurrido con sus compañeros de militancia del Frente Transversal que lidera el diputado Edgardo Depetri a nivel nacional.
Hizo lo que debía hacer. Se solidarizó con las víctimas pues, ante una tragedia cualquier médico y enfermero que oficia de testigo del hecho debería ayudar a las víctimas. Así sucedió en la tragedia de República Cromagñon, en la AMIA o en el atentado a la embajada de Israel. Cientos de personas solidarias, anónimas que dedican horas de su vida a ayudar a los otros cuando el mundo se detiene ante la muerte.
La tarea realizada por Braña es destacable pero no resulta ético la utilización política que se le ha dado al caso desde el gobierno nacional ¿Por qué la Presidenta se reunió con ella, rompió en llantos con esa rescatista y no con tantos otros héroes anónimos de esa triste mañana en la estación del tren Sarmiento? ¿Cómo es posible que menos de 24 horas después de ocurrido el hecho las casillas de correos electrónicos de periodistas y productores radiales y televisivos ya recibían el pedido de entrevistas a Braña? ¿La solidaridad no debería ser anónima? ¿Qué busca el gobierno con este hecho?
Como en cada hecho que conmociona a la opinión pública, el kirchnerismo ha intentado encauzarlo cooptando a víctimas, introduciendo infiltrados o digitando el destino de la protesta. En Once, no fue la excepción. Así ocurrió en el Parque Indoamericano con la sorpresiva presencia de Alejandro Pitu Salvatierra. En ese mismo sentido, Gendarmería infiltró sus hombres en los conflictos de Kraft y así se engañó a la opinión pública con el falso trabajador que apareció por teleconferencia criticando a los «pseudo-ambientalistas» de Famatina.
Como sucedió con » La Fuerza de Cecilia», denunciado en su momento por este medio, el invento de la argentina que había vuelto del exilio gracias a Cristina Fernández de Kirchner, o como sucedió con el citado falso Armando, o también con la mujer que lloraba en el acto de la AMIA y abrazaba a la Presi para luego, nunca más regresar a ese lugar, los “actos” de dolor son una muestra de montaje que no es tan divertido como una película de Hollywood. Jugar con la muerte, el dolor y montar «operetas comunicacionales» es de mal gusto. La enfermera de La Matanza ha sido utilizada, en ese sentido, pero en sus declaraciones públicas ha demostrado que no es inocente su relato.
Aquí el correo a pocas horas de la tragedia
25 de febrero del 2012 Prensa Edgardo Depetri
Estimados, una de las compañeras militantes del Frente Transversal, Monica Braña, viajaba en el tren de Once. Ella es enfermera y colaboró con el SAME como rescatista. Gracias a su colaboración se salvaron muchas vidas. Si quieren entrevistarla, no duden en llamarme que les doy su celular.
Saludos,
Geraldine
1560939…
Prensa Dip. Edgardo Depetri
Paula Geraldine Keczeli
(011) 156093 9…