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Las 1200 escuelas de Cristina

Por Gabriel Levinas (@Gabylevinas)

El ritmo de construcción de la infraestructura educativa es inferior al del crecimiento de la población estudiantil.

 

Desde la presidencia, se aseguró recientemente que el kirchnerismo había construido una escuela nueva cada dos días y medio de 2003 a 2011. Este anuncio supone que estamos frente al segundo periodo de mayor construcción de establecimientos escolares, después del primer Plan Quinquenal. El slogan de Cristina estaba respaldado por los datos correspondientes a un programa de construcción de escuelas, dependiente de los ministerios de Educación y Planificación de la Nación, que tiene por objetivo cubrir la necesidades infraestructurales del sistema escolar en todo el país. El programa “700 escuelas”, al que se sumó más tarde “Más escuelas” y “Más escuelas II” aparece como un ambicioso plan de mejoramiento que ya lleva siete años de proceso y 550 millones de dólares invertidos. Para llevarlo a cabo, el Banco Interamericano de Desarrollo aportó entre el 60% y el 90% de los fondos para los diferentes segmentos de este proyecto. Tomando en cuenta estos datos, quisimos analizar y comprender el alcance del anuncio oficial. ¿Qué significa la definición de nueva escuela? ¿Hasta qué punto este programa cubre las necesidades del sistema educativo?

 

Los datos brutos siempre son insuficientes para valorar realidades complejas. En este caso, resulta difícil establecer un argumento concluyente del estado de situación actual, desde que el sistema educativo se federalizó y las necesidades y prioridades son delimitadas por cada provincia. Sin embargo, lo que sí podemos afirmar es que lo que a simple vista parece un ritmo vertiginoso tiene sus bemoles.

 

En este momento, según estadísticas oficiales del Ministerio de Educación, los estudiantes en edad escolar de la Argentina rondarían los 10.600 .000 de los cuales más de un 70% corresponden al sector estatal. Además hay que tomar en cuenta que cada año, desde el 2001 hasta ahora, se fueron incorporando en promedio 200.000 alumnos al sistema. La página oficial del programa informa que se han construido 1253 escuelas hasta la fecha, y 505 se encuentran en proceso, lo que efectivamente daría un promedio de una escuela cada dos días y medio. Esto significa también 600.000 plazas. Según el arquitecto Gustavo Mossayebeh, responsable del plan “son edificios totalmente nuevos. A veces se trataba de edificios que eran imposibles de recuperar, entonces se construían desde cero. A partir de eso, la nueva infraestructura escolar implica la implementación de una nueva matrícula”. Tomando estas cifras, lo primero que surge es que el crecimiento de la población estudiantil crece tres veces más rápido que la infraestructura que provee el Estado. Mientras que el Estado construye comodidades para 384 chicos cada dos días y medio, en ese mismo lapso se agregan 1164 alumnos. Por otra parte, queda agregar que los datos del sitio web “700 escuelas” no coinciden con el listado desagregado de escuelas construidas al que Plazademayo.com tuvo acceso: en este caso se consignan sólo 1050 edificios.

 

Para poder entender un poco más todo este berenjenal, durante dos semanas, intentamos comunicarnos con más de 130 escuelas. Así, pudimos comprobar que un 65% de las escuelas relevadas en realidad preexistían, y fueron trasladadas a un nuevo edificio. Esto se pudo además constatar por el número de las escuelas consignadas en el listado del Ministerio de Planificación, sirviendo la numeración más baja como indicio de una temprana fecha de inauguración.

 

Los responsables del programa, no están de acuerdo con estas conclusiones ya que según su criterio, “a veces una escuela tiene un aula, entonces refaccionada, pasa a ser otro tipo de escuela. Esto significa un gran salto, no es que siempre reemplazás seis aulas por seis aulas”, opina Mossayebeh.

 

La ampliación de las plazas también incluye el agregado de nuevas divisiones y una futura incorporación de estudiantes para los próximos años en el caso de las escuelas que pasaron del antiguo sistema de EGB o Polimodal, al de secundario. En las escuelas antes mencionadas, esta ampliación permanece en estado potencial ya que se prevé una futura incorporación de más alumnos y de las divisiones aún no existentes.

 

La mayoría de las escuelas con las que plazademayo.com se comunicó, fueron creadas en la década del 90, pero muchas de ellas no contaban con edificio propio. Los relatos de docentes y autoridades revelaron las precarias condiciones en que funcionaban previamente algunas de esas escuelas. La infraestructura se mostraba insuficiente: sin lugares de recreación, ni laboratorios u otros espacios en donde realizar clases prácticas, en muchos casos también, dos escuelas compartían el mismo edificio. Se puede decir que el programa fue en ese sentido. En el de ampliar y mejorar las condiciones preexistentes, y no tanto en la creación de nuevos espacios educativos. Si entendemos la creación de una nueva escuela, no solo como la construcción de nueva infraestructura, sino también la ampliación de las matrículas, y la creación de nuevos puestos docentes; queda claro que el programa de Planificación no condice en sus objetivos y principios con el anuncio de la presidencia. El mérito de este proyecto fue el de captar las necesidades derivadas de antiguas deficiencias y trabajar sobre eso. La solidez de las estructuras y la sistematicidad del plan de trabajo aseguran sin todavía suplir todas la carencias, un sostenimiento en el largo plazo.

 

Las necesidades actuales son evaluadas por cada provincia, como explica Mossayebeh: “la provincia es autónoma de decidir dónde se necesitan las escuelas, tienen que mandar un plan justificando la necesidad de la nueva escuela. Hay un proceso que tiene que ver con la legibilidad educativa que controla el Ministerio de Educación donde se verifica la real necesidad de la matrícula, y muchas de esas necesidades se relacionan con los nuevos planes de vivienda de este gobierno”. Los gobiernos provinciales son entonces los encargados de decidir cuántas escuelas se harán, cómo y en dónde. El tamaño, materiales y diseño de los edificios también forma parte de la decisión provincial que cuenta con los elementos para poder organizar el lugar de acuerdo a la cantidad de alumnos.

 

Por su parte, el Ministerio de Educación Nacional es, según el arquitecto “quien controla la necesidad objetiva en determinados lugares”, mientras que el Ministerio de Planificación se limita a financiar, licitar y controlar la construcción. En tal caso, si es el Ministerio de Educación el encargado de dar el visto bueno a las obras, se supone que debería ser el organismo que centralice la información y planifique todo lo referido a este tema. Sin embargo, cuando plazademayo.com realizó un pedido de información a este ministerio sobre la cantidad de escuelas construidas o creadas durante el periodo 2003-2010, no obtuvo respuesta. Por el contrario, los responsables de acceso a la información sugirieron redirigir la consulta hacia Planificación.

 

 

LA REALIDAD RURAL

 

En nuestro país, actualmente existen alrededor de 20 mil escuelas rurales. En recónditos parajes, en zonas de frontera los chicos deben viajar desde cinco a veinte kilómetros para poder estudiar. Allí la escuela hace las veces de comedor y albergue, dando un sentido completo a la metáfora de “segundo hogar”. Las distancias, los trabajos familiares y las inclemencias climáticas hacen difícil y muchas veces, imposible la asistencia ininterrumpida a la escuela de alumnos y docentes. Una de las consecuencias es “un alto nivel de deserción”, como explica Paula Torres Carbonell, directora de la Fundación Ruta 40, organización que trabaja desde hace seis años en 25 escuelas rurales ubicadas en las once provincias que atraviesan esa vía nacional. “La cuestión de infraestructura es un tema que preocupa y mucho porque notamos la falta de recursos o la falta de seguimiento de la mejora coordinada o sustentable en el tiempo de los edificios”, explica Torres Carbonell. Desde instalaciones eléctricas, hasta problemas edilicios vinculados a los sanitarios y comedores; son variadas y recurrentes las problemáticas que deben enfrentar quienes asisten a escuelas rurales. Según la directora de Ruta 40, durante los últimos años se asistió a un retroceso de las condiciones de infraestructura: “Hay chicos que viven a tres kilómetros, otros a cinco, algunos los lleva el maestro en su auto, depende. Como los chicos se quedan a dormir es muy importante el tema de los albergues, la mitad de las escuelas con la que nosotros trabajamos, son albergues y tienen necesidades extras: tienen que tener la capacidad de poder recibir a esos chicos, muchas de las escuelas rurales son comedor y las cocinas están en muy malas condiciones”, concluye. Por otra parte, la situación de las escuelas de nivel secundario es aún más precaria; se calcula que por diez escuelas primarias, hay dos secundarias y en ese caso, las distancias son todavía mayores. “Esto hace que los chicos terminen la primaria y entren a trabajar y no puedan continuar sus estudios secundarios porque no tienen un establecimiento cercano. Si la escuela primaria les queda a cinco kilómetros, la secundaria les queda a veces a cientos, eso les imposibilita completamente seguir con sus estudios. Los padres no tienen ni los medios, ni el interés, ni saber lo importante que es que ese chico siga en el secundario”, explica Torres Carbonell. Este punto es una asignatura pendiente.

 

Dentro del programa “700 escuelas” no se contempla como uno de sus principales objetivos, la construcción de establecimientos rurales, si bien se han considerado algunas excepciones en provincias como Chaco o Entre Ríos. En otras como Corrientes, por ejemplo actualmente existe una carencia de por lo menos 15 escuelas de este tipo, como aseguró con optimismo Teresa Zurdo Yacuzzi, Coordinadora de Educación Rural del Ministerio de Educación de esa provincia.

 

Los motivos de que el proyecto del Ministerio de Planificación no priorice estas áreas, se encuentran en gran medida en su financiamiento. Según José Luis Luppo, encargado del plan “700 escuelas” por parte del Banco Interamericano de Desarrollo, la política para otorgar créditos está basada en el fomento de áreas urbanas y suburbanas, que son las que concentran el 90% de la población en los países de Latinoamérica. Cristina Tuzimkievich, quien trabaja en la planificación de establecimientos rurales en Misiones, asegura que el plan “700 escuelas” ha ayudado en el aspecto cuantitativo de la educación, pero no se aboca a la problemática fundamental, que es el acceso, la infraestructura especial necesaria y la contratación de personal capacitado.

 

Podemos concluir que, si bien, es bienvenida cada escuela construida cada dos días y medio, éstas son insuficientes para mantener la infraestructura educativa. Los Ministerios de Educación y Planificación, han dejado de lado a las escuelas rurales que, además de necesarias, servirían para evitar que las áreas urbanas y suburbanas se sigan abarrotando de familias que buscan un futuro para sus hijos. Por otro lado, sin desmerecer el plan, el ritmo de su desarrollo significa que aún se está dejando afuera a dos tercios de los niños que se agregan al sistema.