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La democracia no llegó a Río Negro


Autoritarismo y prácticas de “disciplinamiento” en la Universidad Nacional de Río Negro, bajo las órdenes del Rector Juan Carlos Bello. Docentes e investigadores reclaman pluralidad de voces.

 

 

 

 

 

 

 

La idea principal del actual Rector Juan Carlos del Bello era fundar una universidad nacional e inclusiva, prestigiosa y de excelencia, en una provincia con escasos centros de estudios universitarios. Para ello convocó a docentes de primer nivel e investigadores de CONICET de la región y de otros centros del país con el fin de que transmitieran conocimientos y prácticas a sus alumnos fundadas en la pluralidad de ideas.

 

Tentados por la oferta y el desafío,  muchos de estos docentes y científicos se embarcaron en este proyecto patagónico apostando a ello.

 

Pero duró poco, meses después las trabas para conseguir subsidios, becas, materiales de trabajo y espacios aptos para trabajar, hicieron que muchos de los valientes comenzaran a replantearse la osadía.

 

Juan Carlos Del Bello, de conocida trayectoria “intervencionista” durante el menemismo, comenzó con tratos de coerción e imposición, desterrando el diálogo y la pluralidad de ideas. Desde llamados personales para saber cómo votaría cada uno de los docentes en el claustro, hasta la confección de concursos a medida,  comenzó el camino de la precarización y flexibilización laboral en la Universidad. Muchos sufrieron represalias por mantener sus críticas públicamente. Los docentes interinos, que por Estatuto no pueden ser nombrados más de dos años, son sometidos cada año lectivo al temor de perder su cargo. En la UNRN (Universidad Nacional de Río Negro) comenzó a imponerse el miedo. Y la última palabra la tiene un rector que ganó “históricamente” con el 94% de los votos, con lista única, presiones, e imposiciones de todo tipo. Es llamativo que en plena democracia solo un 6% haya dicho NO. Cuando los docentes, los alumnos y los no docentes se plantan ante el avasallamiento del rector, la respuesta es muy simple: ¿No gané acaso con el 94% de los votos? El llamado a los próximos concursos, inicialmente con el consenso de los Directores de Escuelas y coordinadores de carrera, los enfrentó con el Rector ante la publicación de los mismos sin tener en cuenta esta consulta. La carta firmada por estos docentes solicitando participación y diálogo terminó con una respuesta amenazante: “si no se retractan se van”, y así la semana pasada uno a uno de los docentes que firmaron fueron cesados en sus funciones sin mayor explicación por el Vicerrector Moneta Adler, impuesto por Del Bello, en medio de un intento de democratización para elegir la persona para ese cargo. Moneta reside en La Plata y no piensa venir a vivir a Bariloche. Sólo vino a “poner orden” y a “disciplinar a los díscolos”.

 

Las “críticas públicas” no son ni más ni menos que el desacuerdo con el rector que impone su proyecto político, ya no institucional, en una Universidad que debería ser  “de todos” y “para todos”.

 

Los principios democráticos y la reflexión crítica que se buscan en la construcción de la Universidad de Río Negro se encuentran en contradicción con semejantes prácticas autoritarias. Y sus consecuencias son “dejar sin trabajo al que piensa distinto.”

 

El eje de la controversia sería la decisión del rectorado de llamar a muchos concursos docentes con dedicación «simple», cuando hoy esos mismos cargos funcionan con dedicación «completa o semi completa». Por otro lado, no se llama ahora, ni se llamó en los anteriores, el número de cargos necesarios para cubrir las cátedras de cada área. Sólo podía ganar un profesor y un auxiliar, pero el Rector del Bello solucionó este tema con otra de sus prácticas “democráticas”: quienes perdieran el concurso pero quedaran en orden de mérito podían ser regularizados por él. En definitiva, hay docentes regulares que perdieron el concurso, no por falta de idoneidad, sino de cargos pero para disciplinarlos en el claustro fueron regularizados de todos modos. Práctica insólita en cualquier Universidad Nacional.

 

En los hechos, cinco directores y coordinadores fueron relevados de sus funciones. Otros sufrirán un recorte de salarios, por el llamado de dedicación simple al concurso, algunos que llevan como interinos ya tres años, no tienen posibilidad de concursar y no saben si dictarán clase en la UNRN el próximo año. En esto también se vería afectado el perfil de «docencia e investigación» que según recordó el gremio «es la base del proyecto fundacional de la UNRN». La asociación de docentes de la UNRN, que espera su personería gremial, y el Centro de Estudiantes, también solicitaron explicaciones en una carta enviada a las autoridades por los despidos y los concursos, que los afectan directamente.

 

Los docentes cesanteados, por ahora, fueron: Javier Areta (director de la Escuela de Producción Tecnología y Medio Ambiente); Maximiliano Altieri (coordinador de la Licenciatura en Arte Dramático y el Profesorado en Teatro), Marisa Malvestitti (coordinadora del profesorado en Lengua y Literatura), Gabriela Aloras (coordinadora de la Licenciatura de Diseño Artístico audiovisual), y Claudia Briones (directora de la Escuela de Humanidades y Estudios Sociales).

Algunos alumnos ya manifestaron su preocupación por la eventual caída del nivel académico, ya que reconocidos docentes e investigadores del Conicet, ante el nuevo escenario impuesto optarían por abandonar el establecimiento voluntariamente luego del dramático suceso, en caso de que no les suceda lo mismo que a sus compañeros.