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Soy mujer, yo decido ¿yo decido?


A partir de un caso de aborto tanto la mujer como la justicia y la medicina se condenan entre si y demorán en buscar una solución que depende de todos y no del tiempo.

 

El debate por la legalización del aborto sigue vigente. Mientras diferentes grupos mantienen posturas contrapuestas sobre el tema, existen mujeres que por cuestiones socioeconómicas no pueden acceder a un aborto seguro.

En nuestro país, el artículo 86 del Código Penal establece excepciones para practicar el aborto en el caso de violación, en el caso de que corra peligro la salud y vida de la madre, y en el del abuso deshonesto de una mujer con discapacidad mental. Sin embargo, aún hoy el acceso de las mujeres a los permisos para abortar concedidos por la ley se encuentra gravemente restringido.

Existe una ineficiencia en cuanto a la facilitación de permisos. Se promueven extensos trámites en los centros sanitarios, una intervención injustificada del sistema judicial y por otra parte, según la psicoanalista y representante del Foro por los derechos reproductivos, Martha Rosenberg, “los médicos tampoco están dispuestos a ejercerlo por miedo a ser perseguidos, ya sea por fuerzas políticas, religiosas o ideológicas, que privilegian el valor de la vida del feto sobre el valor de la vida y decisión autónoma de las mujeres.”

Estos son solo algunos de los obstáculos que enfrenta una mujer para requerir un aborto permitido por la ley nacional. Casos en que las mujeres, incluso menores, no pueden contar con un respaldo estatal para decidir sobre su cuerpo.

En una ciudad de Misiones una chica de 14 años había sido violada por su tío materno. El tío manifestó haberla violado como castigo, a causa de una denuncia que la menor había realizado sobre un abuso hacia su hermana menor. Como consecuencia de esta violación la menor quedó embarazada. Como en cualquier caso de estas características, se trataba de un aborto no punible, el cual debía resolverse entre el médico y el paciente, o en este caso, representante legal, por tratarse de una menor. Sin embargo, el caso tuvo un fallo judicializado, por el cual se negó la realización del aborto. Según relata Rosenberg, los médicos del hospital central de la provincia rechazaron la solicitud y asustaron a la madre de la menor alertándola sobre una supuesta probabilidad de muerte de la niña, a pesar de que ese riesgo era inexistente ya que la niña llevaba solo 10 semanas de gestación.

Entre amenazas y promesas de pensiones, la adolescente continuó con su embarazo, aún cuando esta situación implicaba un riesgo para su salud psíquica.

La jurisprudencia sobre el tema presenta conclusiones disímiles ante casos similares. Las decisión judicial que permitió a una joven marplatense de 14 años practicarse un aborto terapéutico, tras ser violada por su padrastro, justificado por las consecuencias que podía tener para su salud mental la consecución del embarazo, es un claro ejemplo de ello. Luego de que los médicos se negaran a la intervención so pretexto de que “no se encontraba bajo los parámetros permitidos”, madre e hija recurrieron a la justicia que, en esta oportunidad, falló a favor.

 

El aborto en números

 

Según Marta Rosenberg ,se calcula en promedio que todas las mujeres se practicaron al menos un aborto en el curso de toda su vida. Sin embargo, estas cifras no pueden considerarse absolutamente representativas ya que como Rosenberg afirma: “La mayoría de los abortos se ocultan. Existe un cálculo por índice demográfico realizado por la doctora Alejandra Pantelides en base a las “internaciones complicadas por aborto” (que indica que) son 60.000 mujeres por año las que ingresan al hospital por complicaciones por causa del aborto, sin embargo la mayoría de las mujeres no tienen complicaciones, y no lo hacen público, por lo tanto nadie se enteró que realizaron un aborto. Entonces se calcula que hay entre 460.000 y 520.000 abortos anuales”

La Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que nace en el año 2005, cuenta con más de 250 organizaciones con presencia en casi todo el territorio nacional, habiendo realizado marchas masivas e intervenciones urbanas. Esta ley, según Rosenberg “se basa en la protección de la mujer a la hora de tomar una decisión de este tipo. Un aborto bien realizado se basa en una operación sencilla y segura, igualmente muchas veces ni siquiera se llega a una operación, sino que la mujer acude a algún medicamento”.

El medicamento al que se refiere la doctora se denomina Misoprostol. Verónica Marzano, Integrante de Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto y una de las promotoras de la línea “Aborto: más información menos riesgos”, recibe un promedio de 400 llamados mensuales de mujeres que preguntan sobre el procedimiento con este medicamento. Según Marzano “Lo que permite Misoprostol es que ninguna mujer se muera o sufra un aborto inseguro. La OMS menciona a Misoprostol como el único método efectivo y seguro para que la mujer realice el aborto en su casa hasta la semana doce de gestación.”

 

El médico frente al aborto

 

Un médico chileno llamado Aníbal Faúndes, profesor de Obstetricia y Ginecología, considera que existen diferencias a la hora de tratar el tema del aborto en la actualidad, con relación a 50 años atrás, cuando se juzgaba, maltrataba y condenaba a las mujeres. El mismo fue testigo y actor cuando comenzó a trabajar en la sala de “raspados”. Allí comenzó a escuchar las historias detrás de la decisión de aquellas mujeres y su condena inicial se fue transformando en comprensión y compasión. “Me rebelaba contra una sociedad que las empujaba a una situación en la cual no veían otra alternativa que someterse a los riesgos y sufrimientos de un aborto clandestino.”

A pesar de comprender la situación de la mujer que opta por interrumpir su embarazo, Faúndes, sabe que la decisión profesional de practicar un aborto tampoco es fácil: “Algunos médicos pueden considerar puramente académica la diferencia entre el concepto más abstracto de la interrupción de un embarazo, que es sólo un cambio en el cuerpo de la mujer, y la eliminación más concreta de un embrión visible, y tal vez no vean ninguna razón para reaccionar de diferente manera. Para muchos otros, sin embargo, la visualización del embrión modifica mucho las cosas y afecta seriamente su capacidad de aceptar que el aborto es la mejor solución en numerosas situaciones de la vida de una mujer.”

Faúndes sostiene que para el médico siempre es más fácil aceptar y aprobar la decisión de la mujer cuando no debe intervenir quirúrgicamente sobre ella. Tal es el caso de muchas mujeres que acuden a un médico para practicarse un aborto farmacológico con Misoprostol. Sin embargo, según Marzano, “la aceptación de esta droga no suele impedir a dichos médicos persistir en su condena pública de las mujeres que abortan y de los colegas que las asisten.”

Para el Doctor Faúndes muchos profesionales siguen manteniendo una postura pública que no privilegia a la madre: “Para muchos, la defensa del feto sigue siendo la primera prioridad y, por lo menos en público, sostienen una posición de estricta condena del aborto en todas o casi todas las circunstancias. Sin embargo, la mayor parte de los profesionales con experiencia obstetricia y ginecológica han debido, al menos en algunas ocasiones, aceptar como válidas las razones alegadas por una mujer para abortar, y coincidieron en considerarla merecedora de su comprensión y simpatía”

Esta distancia entre la condena pública y la aceptación privada de ciertos casos particulares, es una encrucijada en la que se encuentran muchos especialistas por las características y responsabilidades propias de su rutina de trabajo. Faúndes concluye en que “La intención es que exista algún tipo de protección por parte del estado: hacia las mujeres, que deciden abortar (..) hacia los médicos que las contemplan y hacía sus representantes”

Comments

  1. Pedro says:

    Muy interesante artículo, éste es un tema en el que se debe debatir y llegar a una solución urgentemente. Solamente una corrección que poco y nada tiene que ver con lo explicitado: en uno de los primeros párrafos dice «En la ciudad de Misiones…»; estaría bien si fuese «En una ciudad de Misiones…» o «En la ciudad de (ej) Posadas…», ya que Misiones es una provincia. Un saludo.

  2. Federico says:

    Muy buena nota y los testimonios.
    Seguir metiendo los debates que giran al rededor del aborto (como el del titulo de la nota) es necesario y estes en contra del aborto o no, hay abortos. Son una realidad. Es una hipocresía no aceptar los debates.