Por Tristán Grimaux (@tristangrimaux)
Si bien la falta de políticas contra la inflación puede parecer un gran error para muchos analistas, es posible también que los equivocados sean los analistas y que la inflación sea una buena herramienta para este gobierno.
Como herramienta económica es fácil entender que con la inflación el gobierno licúa las deudas internas del Estado y compra dólares para financiarse y mostrar un Banco Central que puede controlar la relación de la moneda con las divisas extranjeras. Incluso recauda más porque las empresas tienen que pagar ganancias por sus propios activos que suben de precio simplemente porque no se las deja hacer ajustes por inflación. Ni siquiera por la que presenta el Indec.
Además, con la inflación las empresas –grandes, medianas y pequeñas– invierten menos, y vuelcan una buena parte de esos activos que no se movilizan al consumo. Al tener cierto líquido disponible son más permeables a los aumentos de salarios, con la promesa de que el corto plazo los licuará y podrán reacomodar los propios precios. Los indicadores de consumo se van para arriba, pero el país se come su capital de trabajo. Se precariza. Es un problema a resolver después.
Podemos encontrar el mismo comportamiento en materia de energía, cuando vemos que Argentina cada día depende más de las compras de petróleo porque la política es la misma: se subvenciona el consumo de combustibles con el ingreso de las exportaciones y no se invierte lo suficiente en exploración –eso que ninguna empresa hará si no es de la mano del Estado.
Es que el kirchnerismo trabaja con todo ahínco para profundizar el modelo. Y para profundizar el modelo tiene que conseguir un grado lo suficientemente grande de adhesiones y votantes como para que todo quede cubierto por el manto de lo nacional y popular. Una vez que el modelo queda firme, se verá qué se hace con esos problemas.
De esta manera si Estado, gobierno y familia gobernante son la misma cosa, la inflación también puede aportar un fuerte componente de inestabilidad –además de la capacidad de cambiar las reglas de juego– que se puede utilizar para disciplinar a los díscolos. La inflación también puede ser un martillo contra las clases medias, porque en esta carrera de precios y sueldos todos los sueldos se parecen y sólo se compra lo que no se puede dejar de comprar.
Un buen dato es que el Instituto de Estadísticas y Censo no es manipulado por un maestro del disfraz y la mentira sino por el Sr. Guillermo Moreno, que nos hace acordar más a un patotero, de alguna manera. El mensaje parece claro: la economía está manejada por el gobierno y que de eso nadie más puede hablar. La idea de multar a las consultoras que publican sus propios índices de inflación apuntaría en el mismo sentido. Una idea innovadora pero bastante ilegal.
Creo que para entender mejor el tema de la inflación y de qué se trata en realidad la cuestión de fondo habría que considerar lo que se plantea en el libro que salió hace poco: «La Inflación, el caballo de troya del neoliberalismo», que es gratuito y se puede bajar de:
http://www.deuntiron.org/web/images/libropdf/la_inflacion_fjpisani.pdf
El libro está escrito por Fernando Pisani y en él se plantea una visión distinta de lo que hay en juego con los datos de Moreno
el problema de la inflacion y los subsidios, es que se aceleran dia a dia, si miran los numeros de inflacion y subsidios a los servicios, a lo largo de los años se va duplicando. En algun momento todo se vuelve insostenible y es cuando el modelo explota.
El modelo de menem parecia inacabable pero duro apenas mas de 10 años… aca se llenan la boca hablando de modelo como si fuese invencible y todavia no estamos ni cerca de los 10 años y ya tenemos una inflacion por ensima del 30% y duplicandose año a año…