Por Lucas Castro (@castrolucas)
Entre la honestidad intelectual y los intereses contrapuestos se dirimen hoy los periodistas
¿Periodismo? Los periodistas no tuvieron muchas razones para festejar el pasado 7 de Junio. La profesión se bastardeó progresivamente hasta estos tiempos en los que las estructuras viciadas de intereses (económicos o políticos) la han convertido en un simple eslabón de la cadena del poder.
Son llamados periodistas un montón de «che pibe» que escriben, hablan, opinan siempre dentro del «corralito» que la «línea editorial» permite.
Raro concepto de «Libertad de expresión» manejan ellos, quienes aceptan mansamente esta realidad desde el primer día que ingresan a alguno de esos medios, propiedad de algún dirigente político de turno o un grupo empresario voraz.
Se ha deformado tanto el concepto de periodista que hoy todos asumen que es únicamente un formador de opinión que tiene como objetivo la defensa de una determinada «bandera».
Leamos los diarios. Prendamos el televisor. Escuchemos la radio. Solapadamente todos están defendiendo un determinado interés. El grupo Telefónica, El grupo Clarín, El grupo América, El grupo Vila, etc.
Todos estos medios tienen rostros ya conocidos por todos nosotros y son los rostros del poder real, el más duro, el que a través de los años no ha cambiado porque no está atado a la decisión popular mediante el voto.
Ellos son los que mediante el uso de la «libertad de expresión» corrompen a los comunicadores y así consiguen sostener y ampliar sus cientos de negocios. Nos venden la realidad que ellos necesitan que exista para poder alcanzar su objetivo comercial. No nos informan, no les interesa buscar la verdad, ellos no defienden la búsqueda de la verdad sino la construcción del relato más «conveniente» a sus intereses.
Por otro lado está el poder político, aquél que podemos cambiar mediante el voto pero que utiliza los mismos métodos que el poder empresario para apoderarse de espacios mediáticos con un fin político y no respeta la pluralidad dentro de sus propios medios, creando también un «corralito» ideológico para quienes trabajan en ellos. De ese mismo modo defienden su «Kiosquito» para poder continuar en el poder. Ellos tampoco buscan la verdad, ellos también adaptan la realidad a su propia conveniencia.
La deformación de la función del periodista tiene como culpables al dinero y al poder. Un buen periodista no debe ser un colegiado entrenado para decir con elegancia y perfecta redacción lo que le manden a decir. Un buen periodista debe ser una persona ética, honesta y libre, que pueda decir siempre lo que piensa cuando le toque opinar y que pueda dejar de lado su ideología cuando deba INFORMAR.
Informar y Opinar no es necesariamente lo mismo. Informar un determinado suceso requiere imparcialidad. Opinar requiere un profundo trabajo de honestidad intelectual para no dejarse influenciar por nadie. Lógicamente uno puede coincidir con la línea editorial y escribir en tal sentido, pero un buen periodista jamás callará por temor a ser despedido. Un buen periodista jamás pondrá como excusa que «así son las cosas». Un buen periodista hará valer su honestidad en todo momento, sin excepciones.
Creo que cada vez hay menos periodistas y es justamente porque la mayoría se adapta a estos medios sucios. Y otros, como quien escribe, prefirieron seguir escribiendo de manera amateur, para despuntar el «vicio», sin un bonito título colgado en la pared , pero con la decencia y la honestidad intelectual intactas.
El día que los medios no sean un vulgar negocio, podremos decir con alegría, feliz día del periodista.
Un periodista honesto, veraz, riguroso y ético es hoy, sobre todas las cosas, un periodista desocupado.
Para Informar hay que investigar. Y en general se investiga poco y mal. Le Monde (mensual) sería una excepción. Pero maneja otros tiempos y con profesional bien formados.
Particularmente creo que se opina demasiado. Y desde la doxa no desde una episteme. De un conocimiento vago, laxo, superficial, a las apuradas.
Una de las falencias o de las características mas notorias del periodismo actual es la escasa formación de quienes trabajan en los medios. Yo no le exigiría talento al que no lo tiene, pero si le pediría que se formara profesionalmente.