Por Gareth Porter*
Después de Bin Laden, surge una dudosa esperanza de paz en Estados Unidos y Obama aprovecharía para reducir los contingentes militares en la zona.
WASHINGTON, 8 de Mayo de 2011 (IPS) – Barack Obama y altos funcionarios del gobierno aprovecharon la muerte de Osama Bin Laden para establecer un discurso que sugiere que el hecho abrirá las puertas para negociar con los talibanes por la paz en Afganistán.
El jefe de redacción del Washington Post, Rajiv Chandrasekaran, reportó el martes, que aquel mensaje de buenas noticias sugiere que el gobierno estaría ahora en condiciones de acordar el retiro de las tropas de los Estados Unidos.
En su artículo, Chandrasekaran citó a un «alto funcionario del gobierno», indicando que la ejecución de Bin Laden «representa una oportunidad de la reconciliación que antes no existía». El mismo funcionario sugirió que todos los miembros del gobierno están intentando que «aquella muerte encienda una chispa que posibilite las conversaciones de paz».
La reivindicación de nuevas perspectivas de paz transmitida a Chandrasekaran parece depender principalmente de la suposición que, tras la ejecución, los líderes talibanes de Pakistán temen ser capturados y asesinados por las fuerzas de Estados Unidos, al igual que Bin Laden.
Un funcionario familiarizado con los debates sobre políticas de administración en Afganistán dijo que el hecho de que Estados Unidos pueda localizar y matar a Bin Laden en «las profundidades de Paquistán», supondría un «impacto en el pensamiento de los talibanes».
La idea de que las políticas norteamericanas se dirigen hacia » el final del juego» en Afganistán, encuentra un problema central: la determinación estadounidense, expresada públicamente, de mantener sus fuerzas de combate en Afganistán por tiempo indeterminado, no es aceptada por los talibanes como base de negociación.
El informe de Chandrasekaran se anticipó al anuncio de un «acuerdo de asociación estratégica» entre Estados Unidos y el gobierno del presidente Hamid Karzai, el cual representaría «otro catalizador para las conversaciones».
Pero, es probable que ese acuerdo reduzca la voluntad de negociación de los talibanes, porque se espera que el convenio incluya una cláusula que avale la presencia militar de los Estados Unidos a largo plazo, para realizar entrenamientos y «operaciones de lucha contra el terrorismo».
Ninguno de los funcionarios talibanes entrevistados el año pasado por funcionarios paquistaníes en representación de los Estados Unidos, dijo que podría haber un acuerdo de paz que incluya la presencia de tropas norteamericanas en Afganistán.
«No hay duda de que el objetivo principal de los talibanes en las negociaciones sería conseguir que los militares de los Estados Unidos abandonen el territorio», dijo Michael Wahid Hanna, de la Fundación Century, que asistió a reuniones organizadas por un grupo patrocinado por la fundación, junto una amplia gama de talibanes y ex funcionarios talibanes de Afganistán y Pakistán.
Hanna expresó que la firma de un acuerdo que incluya la presencia norteamericana a largo plazo en Afganistán «no sería un paso útil» para el inicio de las negociaciones de paz.
El nuevo discurso establece que en el gobierno de Obama hay dos sectores divididos: los líderes militares y el Pentágono que quieren maximizar el número de tropas en Afganistán por mayor tiempo y los asesores civiles que piden minimizar el número y acortar los plazos.
Pero esa correcta descripción del debate político, no aclara que, aunque llegasen a un acuerdo con los talibanes, el objetivo de los civiles- incluyendo a Obama – no es el retiro absoluto de las fuerzas en Afganistán
En una entrevista de 60 minutos, Obama dijo que la ejecución de Bin Laden «reconfirma que podemos concentrarnos en Al-Qaeda, en las amenazas a nuestra patria, y que podemos preparar a los afganos para que puedan estabilizar su país. No necesitamos perpetuar, en esta misma dimensión, nuestra presencia. »
Las declaraciones de Obama, expresan su intención de seguir manteniendo una “huella” militar mucho más chica en Afganistán en los años venideros.
El reporte de Chandrasekaran revela que el verdadero obstáculo de las conversaciones ha sido la falta de voluntad de los talibanes a renunciar a sus vínculos con Al-Qaeda.
Pero no hay necesidad ejercer mayor presión sobre los talibanes respecto a sus vínculos con Al-Qaeda, según explican los observadores que se reunieron con funcionarios talibanes.
Mucho antes del asesinato de Bin Laden, algunos funcionarios talibanes vinculados a la Shura de Quetta hicieron declaraciones a la Fundación Century Task Force en las que parecían estar dispuestos a comprometerse. «Dijeron que podría suceder como parte de un acuerdo «, recordó Jeffrey Laurenti, director de programas de política exterior de la fundación que acompañó a los miembros del grupo de trabajo en esas reuniones.
A principios de diciembre de 2009, el «Emirato Islámico de Afganistán» – el nombre oficial por el cual los talibanes se identifican – envió una declaración a la prensa expresando que “su agenda no incluye la intromisión en los asuntos internos de otros países y que está dispuesto a dar garantías jurídicas, si las fuerzas extranjeras se retiran de Afganistán».
Aunque no mencionó explícitamente a Al-Qaeda, la declaración fue una respuesta al gobierno de Obama, respecto a los vínculos talibanes de Al-Qaeda, como cuestión central de la justificación para la guerra de los Estados Unidos y la OTAN.
No se espera que los talibanes hagan una declaración explícita sobre de Al-Qaeda antes de concretar un acuerdo, y menos antes de que comiencen las negociaciones. «No tiene sentido para los talibanes admitir este punto sin recibir ninguna concesión proporcional del otro lado», expresó Hanna de la Fundación Century a Associated Press.
«Ellos no interpretan a la ruptura de vínculos como una especie de desarme unilateral parcial», agregó.
El nuevo discurso sugiere además, que el asesinato de Bin Laden, puede reducir otro obstáculo para las negociaciones de paz: la política paquistaní. Se dice que los funcionarios norteamericanos creen que los paquistaníes habían «interferido en los esfuerzos de paz anteriormente «, pero ahora que Pakistán está en la mira por posible complicidad con Bin Laden, que vivió cerca de la capital durante años, «tienen la oportunidad de desempeñar un papel más constructivo».
Pakistán se opuso a las negociaciones de paz realizadas a sus espaldas, entre los talibanes y el régimen afgano. Pero contrariamente a lo indicado, Pakistán se muestra más ansioso que los Estados Unidos en empezar las negociaciones de paz.
Hace tiempo que Pakistán protesta por no estar informado sobre los objetivos y estrategias de negociación estadounidense -especialmente cuando son el país con el cuál Estados Unidos está dispuesto a conversar si imponer demandas rígidas a los talibanes a través de la fuerza militar- . El 22 de abril, el Ministro de Relaciones Exteriores paquistaní, Salman Bashir, dio a entender firmemente en la Fundación New America que su gobierno no está de acuerdo con la estrategia estadounidense, que espera encontrar una solución a través de la presión militar.
“En Islamabad, tenemos nuestra propia evaluación sobre la situación en Afganistán”, expresó el ministro de Relaciones Exteriores. «Estados Unidos dice que el poderío de los talibanes ha sido frenado, pero la situación es frágil y alterable. Nuestra evaluación indica que la seguridad sigue deteriorándose.»
La nueva narrativa del gobierno de Obama parece sugerir que Pakistán mostrará una actitud menos escéptica hacia su estrategia diplomática y que le exigirán a los talibanes negociar a pesar de las señales de determinación estadounidense de mantener su presencia militar en Afganistán a largo plazo.
* Gareth Porter es historiador y periodista especializado en política de seguridad nacional de Estados Unidos. Su últimolibro, «Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam», fue publicado en 2006.
Osama es a la Cia lo que cobos a Cristina, un traidor. Bien por la venganza del Premio Nobel de la Paz. Así que los aliados a pensarla bien muchachos, acuerdense de Panama, Egipto, Siria, Libia en fin digo para los de posturas que admiran a Colombia por sus tratados de ALCA, y de Perù