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Los intelectuales y el cambio

Por Mario Rivas

A raíz de la entrevista a Thomas Abraham, Mario Rivas desde Córdoba, generó esta respuesta que hoy publicamos en www.plazademayo.com

Los intelectuales progresistas suelen ser importantísimos para lograr los cambios en una sociedad. Sus escritos, sus obras, su música, contribuyen a crear conciencia, a difundir valores contrapuestos a los hegemónicos, a explicar que es posible y necesario un cambio. Es claro que, desgraciadamente, los intelectuales progresistas sólo llegan a quienes saben leer. Como decía Roque Dalton:“Independientemente de nuestras intenciones, escribimos para quien sabe leer”.

No obstante, es innegable el aporte que hacen los intelectuales progresistas en aras de lograr una sociedad más justa. ¿Quién puede negar la contribución de un Camille Desmoulins a la Revolución Francesa? ¿O el despertar que significó la lectura de “Los condenados de la tierra”, de Franz Fanon, para miles de nuevos militantes en los ’70?

Es más, la Revolución Cubana hubiese sido imposible sin la presencia, la guía rectora, de un intelectual como José Martí. Precisamente José Martí explica la singularidad histórica de la Revolución Cubana. (Para pensar: los cubanos tuvieron a unJosé Martícomo forjador de su identidad nacional; nosotros a un Domingo Faustino Sarmiento).

Como sea: a esta altura del partido nadie va a negar a los intelectuales progresistas. Sólo que, cuando suceden tiempos de cambio –ni hablar cuando sucede una Revolución, que no es el caso de la Argentina actual, al menos en los términos convencionales-, los intelectuales progresistas parecerían quedarse atrás de sus propias ideas. Dejan de ser progresistas, es decir, de ser intelectuales que con sus palabras o sus plumas contribuyen a crear un mundo más justo para convertirse en defensores de lo viejo, de lo caduco, de las injusticias.

Ayer veía una entrevista de Gabriel Levinas a Tomás Abraham (ver acá). Levinas anda muy preocupado con el tema de la “independencia de criterio” del intelectual progresista en la Argentina actual. Le pregunta a Abraham de dónde viene “el estado de crispación” en que se encuentra la gente. Y Abraham, que no ha podido superar nunca su origen y sigue siendo un zoquete que no le alcanza el hilo en el carretel para ser calcetín, contesta que “este fanatismo (el de los K) crea también fanáticos de manera reactiva”. Esto luego de decir que sabe “que hay armas por todos lados”,que los K “desmantelan las instituciones” y que ve como “gente alcohólica que siendo kirchnerista se cura” (sic).

Pero no se queda ahí Tomás “zoquete” Abraham, quien no tiene empacho en largar sin respiro en menos de un minuto y medio las siguientes definiciones: “La derecha es este Gobierno”; “éstos (los K) son enfermos, malos y fascistas”; “Ellos (los K) no hacen nada bien, hacen todo mal”. Para finalizar con un concepto demoledor: “El peronismo es una enfermedad”, ergo los peronistas son todos unos enfermos. Todo esto ante la mirada complaciente de Levinas, que no intenta meter siquiera un bocadillo para pedirle a su entrevistado que justifique sus definiciones, quizás porque él concuerda con las mismas.

Así las cosas. Te insultan de todas las maneras posibles y cuando uno responde se largan a llorar y claman por la “democracia”, la “libertad de expresión” y el sacro santo derecho del intelectual a decir lo que se le cante. Esto en mi barrio se llama mariconería, lisa y llanamente. (Miren, ayer leía una crónica en La Voz del Interior sobre la visita de Cristinaa Córdoba. Decía el cagatinta, del cual no recuerdo ni siquiera su nombre porque no vale la pena, “Llegó Cristina ostentando su duelo”. ¡”Ostentando su duelo”! Miren, nunca, jamás en este país se escucharon y se escribieron las barbaridades que se dicen sobre Cristina. Nunca. Bar-ba-ri-da-des. Y con absoluta impunidad. Si un tipo hubiese dicho que mi vieja, cuando quedó viuda, “ostentaba” su duelo yo iba y lo cagaba a piñas, lisa y llanamente. ¿La “Libertad de Prensa” es esto? En fin).

Pero no me interesa el perejil de Tomás Abraham, que tiene la misma consistencia ideológica que el Rabino Bergman.

Prefiero detenerme en Gabriel Levinas, al cual considero un intelectual honesto, generoso y de dilatada trayectoria de lucha por la consolidación de la democracia en nuestro país.

Dice Levinas: “Todo lo que hice siempre fue criticar (…) no sé hacer otra cosa”.Y reitera algo que cada diez días repite por todos lados: “Para hablar de lo que se está haciendo bien están los políticos”.

No voy a discutir aquí quién le dio la potestad al intelectual para ejercer su criticismo: lo tiene por mandato divino, eso lo sabe cualquiera. Pero Levinas se queja de quienes le piden que hable también de las cosas positivas que tiene este Gobierno. Es un pedido extemporáneo. El intelectual crítico tiene todo el derecho del mundo a no hablar de los logros y avances de este Gobierno, a hablar sólo de lo negativo. Nadie le niega ese derecho. Pero el intelectual crítico debería ser consiente que desde este lado, del lado de quienes apoyamos este proceso, tenemos el derecho a no leerlo. En mi caso particular prefiero leer a Joaquín Morales Solá, que dice lo mismo pero escribe mejor.

El tema pasa, me parece, por dónde se ubica uno para ejercer la crítica y qué quiere lograr con la misma.

Hoy en día en la Argentina estamos viviendo un proceso de profundos cambios. Quizás no sea todavía una revolución en lo económico, pero no tengo ninguna duda de que estamos viviendo una revolución socio-cultural de innegables repercusiones hacia el futuro. Negar esto sería de necios. 26 años de lucha y sacrificios –por poner sólo un ejemplo- nos costó obtener una Nueva Ley de Medios, que favoreciera desde el Estado la pluralidad de voces que se encuentran en nuestro país.

Cuando Cristina dice que la etapa que viene es de “profundización e institucionalización” del actual proceso está hablando de la necesidad de aunar los esfuerzos, las capacidades, y la decisión de la mayoría del pueblo argentino para lograr un país mejor, con mayor inclusión social y profundamente democrático.

Cuando Cristina dice que este debe ser un modelo, proceso o como quieran llamarlo,Nacional, Popular y Democrático está bajando la línea rectora de cuál debe ser nuestro eje para defender lo conquistado.

“Nunca menos, ni un paso atrás” se ha convertido, se ha grabado a fuego, como la consigna que representa a la mayoría de quienes defendemos este proceso.

¿Qué hay cosas para discutir? Cientos. ¿Qué hay cosas para mejorar? Miles. Pero sin olvidar nunca que enfrente tenemos un enemigo poderoso que intenta por todos los medios (¡y vaya que si tiene medios!) retrotraernos a las épocas más oscuras de nuestra Patria.Democráticos sí, ingenuos no.

Para profundizar e institucionalizar este proceso de cambios necesitamos de la mirada crítica de los intelectuales progresistas. Cómo no. Necesitamos de la discusión constructiva, del señalamiento de los errores, de la marcación implacable hacia los desvíos que sólo contribuyen a retrasar el logro de una sociedad más justa.

Los obsecuentes sólo son un lastre en este objetivo. Y creo que éste es el legado más grande que nos dejó Néstor Kirchner y Cristina es su más enfática defensora.

Discusión, toda la que quieran. Pero partiendo de la base de reconocer que estamos en un proceso de cambios y de valorar lo que se ha logrado en estos escasos ocho años.

Discusión, toda la que quieran.Pero reconociendo de una buena vez por todas que no habrá cambio posible en este país si se niega al peronismo.

 


 

Comments

  1. Beatriz villar says:

    Como en la pagina de Elojocondientes no fue publicado mi comentario, por razones que desconozco, primera diferencia con esta pagina donde no hay censura previa, me atrevo a traer este comentario aquí.
    Señor Rivas, si Abraham sostiene que el peronismo es una enfermedad no significa que los peronistas son enfermos. Pueden ser ingenuos, políticamente inmaduros, zoquetes, como a usted gusta calificar etc. La historia esta llena de momentos de enfermedad política lo cual no implicaba enfermedad de todos sus protagonistas.Hay momentos de irracionalidad política donde colaboran los mas impensados.
    Imaginese usted a un grupo numeroso de militantes, reducidos si los compara con el resto de la sociedad, que deciden tomar el poder por las armas.Creen fervientemente que pueden vencer a los militares, están convencidos, como lo esta usted ahora de que el kirchnerismo es un proyecto de modificación y cambio.
    ¿Como termina todo? ya sabemos como terminó todo.
    Hitler, sin que esto quiera significar la mas mínima intención de comparar , así que le pido que en su respuesta, si la hay, no tergiverse mis dichos como veo que hace habitualmente, estaba completamente del tomate. Puso a todo el mundo con los pelos de punta, esto no significa que los alemanes eran todos unos enfermos. Habían varios, no le puedo negar, pero ademas habían cientos de miles que creyeron en el proyecto de ese inmundo personaje.
    Los pueblos , créalo o no, suelen equivocarse de a ratos, después terminan recomponiendo y en los momentos de la equivocación es cuando mas impera la certeza, de esa que usted parece tener y destilar por sus poros. La certeza es la verdadera enfermedad, no los peronistas.
    La certeza de creer que cualquier cosa es valida si metemos el gol para ganar, y hay victorias que después , en el tiempo, son mas derrota para los pueblos. Para ganar hay que hacerlo sin corrupción, sin cagarase en la justicia, sin pasar por encima de los demás. De eso habla el zoquete de Abraham, usted mi respetado pero no respetuoso Rivas , al lado del Zoquete es apenas un pedacito de uña que se quedo enganchada en la lanilla del fondo de la media

  2. Marias says:

    Muy bueno tu comentario Martina. Me voy a tomar la libertad de postear este artículo y tu comentario, para denotar como histeriquean los fanáticos k ante las opiniones disidentes.

  3. Martina says:

    No voy a tratar de hacer «otra» nota. Voy a ir contestando lo que creo merece ser contestado en el mismo orden en que aparecen las ideas que me parecen refutables, y lo voy a hacer sin conexión entre párrafo y párrafo.
    1- Hoy en día cualquier persona que no tenga acceso a la palabra escrita sea por el motivo que sea, puede conocer y aprovechar el aporte de los intelectuales, gracias a internet, la radio y la televisión. Justamente al ser estos canales de acceso a las ideas , estos «medios», los únicos a los que por ejemplo los analfabetos pueden llegar, es imprescindible que difundan el más amplio arco posible de posiciones, sobre todo políticas.

    No hay ninguna evidencia de que la revolución cubana no se hubiera realizado sin la guía de Martí.
    Nadie puede afirmar que nuestra identidad nacional la forjó sólo Sarmiento, y ni siquiera es muy probable que el concepto «identidad nacional» signifique algo.
    Hay una contradicción evidente en afirmar primero que Martí como intelectual fue factotum de la Revolución Cubana y tras eso afirmar que en las revoluciones los intelectuales siempre padecen un raro síndrome, se quedan atrás y devienen conservadores.

    Hasta acá veníamos transitando el terreno de las ideas hasta que leemos que Abraham no ha podido superar su origen. Cuál? no será el ser judío, no? no, tiene que ser otro origen el que no puede superar…
    A continuación aparece el primer calificativo, «zoquete», que luego le queda como mote, luego vendrá «perejil». Eso hace decaer la seriedad argumental de la nota toda, pero sigo….

    Levinas está haciendo un estilo de entrevista, que como las demás en el sitio, tiene más de conferencia que de reportaje. Se trata de dar a conocer el pensamiento de determinados pensadores, funcionarios, artistas, sin exigirles que justifiquen esas ideas sean anti o pro lo que sea.
    El sentido que tiene la mirada de Levinas al entrevistar, es una interpretación subjetivísima del que escribe la nota que comentamos.

    Con respecto a lo que sigue, tengo malas noticias para Rivas: Los intelectuales, efectivamente, pueden decir lo que se les cante y no es sacrosanto el derecho, sino constitucional.
    No queda nada bien, caratular de mariconadas a expresión alguna, es muy homofóbico, y nada K.
    La segunda acepción del verbo ostentar es «poseer algo que se hace visible por sí mismo» como la ropa negra del luto.
    Con respecto a Levinas, y dejando pasar lo de perejil (y la otra vez un poco extraña asociación con Bergman), Levinas no se queja, cuenta q algunos le piden que diga lo positivo de las cosas y el siente que ése no es su rol. No sé por qué Levinas no daría por sentado algo tan obvio como que el que no quiere, no lo lee, es más hasta uno puede ignorarlo al pasar. Y hablando de escribir mejor, «extemporáneo» quiere decir otra cosa y la frase del lastre quedó redactada como que eso es lo que nos dejó Kirchner, lastres.
    A continuación nos enteramos de lo que piensa Rivas sobre este gobierno con aseveraciones de una contundencia muy parecida a las de Abraham pero en sentido contrario. Por ejemplo, la imagen demonizadora de los que están del otro lado, nos coloca a todos los que no coincidimos con el peronismo o con los K en la tarea de llevar al país a la oscuridad.
    Y por último, usted señor Rivas, no puede decirnos de dónde debemos partir para discutir, porque no tiene ese derecho y encima hay mucha gente, quizás un 60% del padrón, que no está de acuerdo con sus premisas.

  4. Raul says:

    En todo caso Thomas Abraham, hizo lo mismo que los filósofos K, etiquetar a los demás y denostar.
    Me parece raro que alguien pida que se detengan a ver lo bueno de Nestor y Cristina y debatirlo, si desde el pulpito de 678, los empleados publicos a los cuales todos les pagamos el sueldo tratan de golpista y destituyente a todo aquel que ose criticar el modelo.
    Se habla de profundizar el modelo, que significa, mas Jaimes y Morenos? mas sobre precios en la obra publica?
    Este modelo dio todo lo que podía dar, y se mostró tal cual es, creo que muchísima gente quiere un cambio.
    Y para cerrar, Thomas Abraham es tan autoritario y mesianico como Jose Pablo Feinnmann, en el fondo son dos fachos