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Telefonía celular: pague más y hable menos

Por Cecilia Íncola y Marina Dragonetti

Las tarifas argentinas, traducidas a dolares, de la telefonía celular resultan más caras que lo que pagan los ciudadanos, por ejemplo,  de los Estados Unidos o Francia. Conformadas como un oligopolio, las tres empresas que prestan servicio de telefonía celular en el país coinciden, además, en castigar al servicio prepago con tarifas que duplican o triplican las llamadas desde teléfonos «postpago»; paradójicamente los que menos tienen pagan más.

En los últimos doce meses las tarifas de telefonía celular en el país han aumentado un promedio del 20%. Pero ese incremento no necesariamente se corresponde con un mejor servicio: una comparación de servicios de similares características arroja que la Argentina, entre otros países de Latinoamérica, presenta los índices más desfavorables en la ecuación costo-beneficio, en comparación al mismo servicio en Estados Unidos y Europa.Un ejemplo: a nivel nacional, Movistar ofrece un pack de 500 minutos de llamadas por $289, más 500 minutos libres a usuarios de la misma compañía. En Estados Unidos el mismo servicio es ofrecido casi a la mitad de ese precio, más llamadas ilimitadas a la misma compañía. Contar con este tipo de prestación en Argentina, representa un 15% del salario mínimo, una cifra que no parece devastadora con respecto a Brasil, en donde representaría el 41,3% del salario mínimo de aquel país. Pero si la comparación se hace contra el mercado de Francia, por un valor incluso menor, no sólo es posible acceder a un plan de telefonía celular sino también a un plan integral que además ofrece Internet, televisión y teléfono en el domicilio.

 

La trampa prepaga

Los planes prepagos deberían ser una buena opción para aquellos consumidores que cuentan con menos recursos y no tienen la posibilidad de abonar un plan de tarifa mensual. De hecho, los clientes «prepagos» conforman la franja más ancha de la base de clientes de las empresas.
Sin embargo, esta modalidad dirigida a un público de menores recursos termina siendo la más cara, si se observa lo que cobran las tres empresas que controlan 97% del mercado de telefonía celular.
Personal cobra $2,65 por minuto, mientras que ofrece a los clientes a quienes envía factura a domicilio una tarifa de $1,39 por minuto.
Movistar cobra $2,25 por minuto prepago, contra tarifas «postpago» que arrancan en $0,60 el minuto.
En el caso de Claro, cobra $1,85 el minuto prepago, mientras que el postpago arranca en $0,55.

Significativa diferencia no solo comparada a las tarifas postpagas, sino también a los precios ofrecidos en otros países, aún tratándose de la misma empresa. Algunos ejemplos: mientras que con el salario mínimo francés es posible hablar 2619 minutos, de acuerdo a las tarifas ofrecidas por Bouygues, empresa de telefonía celular de Telecom, su equivalente local –Personal- solo permite utilizar 694 minutos costeados por la totalidad del salario mínimo. Por otra parte, en Estados Unidos y Holanda, de acuerdo al mismo cálculo, sería posible hablar entre 3600 y 4000 minutos, respectivamente.
Para diferentes asociaciones de consumidores estas tarifas resultan arbitrarias y son consecuencia de la falta de regulación existente en el sector.
Consultadas por Plazademayo.com, las empresas de telefonía celular no dieron respuesta sobre los motivos de la fijación de precios. Sólo en el caso de Movistar, aludieron a la desregulación como posible factor de la carencia de políticas de control de tarifas.
Héctor Polino, titular de Consumidores Libres, expresa en relación al proceder de las compañías de telefonía celular: “existen mil maniobras que significan lisa y llanamente estafa y ni el Congreso de la Nación ni el Poder Ejecutivo dictan una ley que establezca un marco regulatorio. El estado de indefensión es total”.

Precios móviles

En Argentina el desarrollo de la telefonía celular nació como un negocio paralelo, en principio menor, al negocio principal de la telefonía que surgió a partir de la privatización de Entel a fines de 1990. La primera operadora de telefonía celular, Movicom, no estaba vinculada al proceso privartizador (pertenecía a Motorola y el grupo Socma, luego pasó a manos de Bell South) y recién en 1993 comenzó a operar Miniphone, una empresa de telefonía celular compartida entre Telefónica y Telecom. Hasta entonces, la telefonía celular estaba restringida al Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). En 1995 el consorcio CTI (General Electric, ATT, Clarín y Roggio) se hizo cargo de la telefonía celular en el interior del país y un año más tarde Telefónica y Telecom obtuvieron autorización para competir en el interior. Cuando en 1999 CTI obtuvo autorización para poder competir en el AMBA, Miniphone se escindió en Unifón (Telefónica) y Personal (Telecom). Ese año, además, Movicom obtuvo la licencia para competir en el interior. De modo que hace más de diez años que las cuatro operadoras de telefonía celular compiten entre sí en todo el territorio. La contracara de esa competencia siempre fue, desde el gobierno de Menem al actual, la no injerencia del Estado en la regulación de tarifas de la telefonía celular. En el camino, no sólo cambió el nombre de CTI por el actual Claro. Además, se produjo una concentración de mercado cuando dos de las competidoras, Unifón y Movicom, se fusionaron a nivel internacional en Movistar.

 

Una protección benevolente

La protección benevolente para las operadoras del mercado celular no hay que buscarla necesariamente en la desregulación tarifaria, planteó Henoch Aguiar, ex Secretario de comunicaciones. Para Aguiar, la clave es la falta de control de los acuerdos de precios entre las compañías y la información no transparente hacia el usuario que desemboca en la formación de maniobras oligopólicas. Además, Aguiar puso el acento en que no haya sido generado un nuevo competidor allí donde podía haberlo. En 2007, cuando ya llevaba un año como Secretario de Comunicaciones, Ceferino Namuncurá habilitó la creación de Fecotel y Fecosur, dos firmas que iban a ser integradas por las cooperativas telefónicas del interior del país como cuarta operadora de telefonía celular. Pero nada de eso se concretó: las frecuencias que dejó vacantes Movistar en 2005 (entre 850 y 1900 MHz) siguen sin ser licitadas. Pero más allá de la menor competencia, Aguiar cuestiona que el precio de las llamadas siga subiendo, cuando la lógica de la evolución tecnológica indica que debieran bajar. «Las telecomunicaciones por definición son un servicio que deben bajar porque la informática lleva al abaratamiento estructural permanente”, sostuvo. Osvaldo Riopedre, titular de ADECUA, recuerda que el Reglamento General de Clientes de Servicios de Comunicaciones Móviles, dictado por la Secretaría de Comunicaciones en 1997 y aún en vigencia, establecía que las empresas debían comprometerse a disminuir los precios a medida que la cobertura del servicio aumentara. Cuando se sancionó esta norma, la telefonía móvil representaba un porcentaje mucho menor en relación a la red fija, pero hoy el panorama se ha invertido por completo. Según la Comisión Nacional de Comunicaciones, hay más de cincuenta millones de teléfonos celulares en servicio, de los cuales alrededor de 35 millones están activos, lo que representa más de un aparato por persona. La asimetría es palpable si se compara con los 9,3 millones de abonados a la red de telefonía fija.

“La desigualdad económica va de la mano de la desigualdad comunicacional”

La crisis de 2001 fue un reactivo para el mercado de telefonía celular, el cual hasta ese momento contaba con alrededor de dos millones y medio de usuarios. El sector de más bajos recursos de la población prefirió el celular como sustituto de la telefonía fija porque, como explica Aguiar, “el teléfono fijo tiene la característica de facturar siempre cuando se usa, en cambio las tarjetas prepagas, pese a que obligan a llamar a un costo altísimo por minuto, no consumen más que aquello a lo que se ha comprometido, le dan la seguridad al usuario de que no va a gastar demás”. Al bajo crecimiento de la cobertura de la telefonía fija en los últimos 20 años -un tímido crecimiento anual del 4%-, se le sumó una caída histórica durante 2002 y 2003 de 600.000 líneas. Actualmente, provincias como Santiago del Estero, Formosa o Corrientes cuentan con un promedio de entre siete a nueve líneas cada cien habitantes, Buenos Aires y Tierra del Fuego oscilan entre veintitrés y veintinueve líneas. Cubriendo las carencias económicas y de infraestructura, la telefonía celular pasó a tener el liderazgo pese a sostener los valores más altos en llamadas del servicio prepago. Con el desarrollo de las nuevas tecnologías, el celular deja de ser una herramienta exclusiva de comunicación telefónica para convertirse en un accesorio masivo de entrada al mundo digital. Hoy en día, según Aguiar, el celular es quizás el bien tecnológico menos “resignable” por todas las capas de la sociedad.

Ahora en vez de comprar la carne pal´ puchero, compran la tarjeta de teléfono…

Hacía referencia doña María, dueña de un almacén de campo a 60kms del pueblo de Goya. Es la contradicción persistente en la Argentina. La telefonía móvil satisface las necesidades de comunicación de millones de argentinos, como señala Polino, lugares de la Capital, del conurbano o del interior que no cuentan con agua potable, ni cañerías de desagüe cloacal, ni gas natural, tienen teléfono celular. Entre tantas necesidades insatisfechas, está la de comunicarse y donde no llega la red de telefonía fija, aparecen las multinacionales como salvataje.

Un teléfono que sea nuestro

¨Nuestro¨ es el primer servicio de telefonía celular cooperativo en el país, comercializado por la Federación de Cooperativas Telefónicas del Sur (Fecosur), funciona sobre la red móvil de Telecom Argentina y en menos de un año ya cuenta con (…) usuarios. Este servicio que comenzó a operar en la ciudad de Villa Gesell, ya se utiliza en (…), y sus autoridades prevén que su red se extienda al resto del país, lo cual le permitirá competir con los grandes colosos de la telefonía celular.

Esta es la primera experiencia en el país de lo que se que conoce como Operador Móvil Virtual, sistema que implica un funcionamiento tercerizado sobre las redes de otras empresas, sin la concesión sobre el espectro de la frecuencia; lo cual les permite brindar el servicio de telefonía móvil, sin la necesidad de contar con la infraestructura para la instalación de las antenas.

Ofreciendo tarifas mucho más económicas (entre un 10% y un 25%), Nuestro además incluye servicios que las empresas competidoras no tienen en cuenta. Un ejemplo de ello es la tarifa plana, la cual consiste en la oferta de minutos ilimitados para llamadas a cambio de un precio fijado mensualmente.